jueves, 31 de enero de 2013

La historia de como casi curé una ruptura de corazón (IV)


Nunca terminé de contar la historia de como casi curé una tonta ruptura de corazón. Realmente, no lo hice. Nunca lo curé como tal. De hecho, todo resultó mejor de lo esperado.

Pasó el tiempo, pasó mucho tiempo y en ese tiempo que pasó, pasaron muchas cosas. Conseguí uno de los muchos trabajos en los que he estado, tuve amigas especiales, tuve algo de acción, tuve un poco dinero extra, tuve diversión, tuve problemas, tuve enfermedades (como todo ser humano) y tuve la genial idea de ignorarla.

Desaparecí de su mapa completamente. No tengo toneladas de amigas, pero en ese momento no quería otra amiga más y si ella no iba a ser mi amiga, simplemente no quería nada. 

Soy especialiste en huir y por eso huí de ella, completamente. Cual cliché, la borré de Facebook, de Twitter, borré su teléfono, tiré los dibujos que me había hecho y empecé a vivir otra vez, desde 0.

Eventualmente la encontré en un bar de la zona 1. Se acercó a mi por detrás y me dijo, con una cara entre tristeza y enojo «TE ODIO. TE ODIO. SACAME LA MADRE, PERO NO ME IGNORÉS»

No supe que responder. Una parte de mi, se le fue hasta el alma por volverla a ver después de casi 40 días. Otra parte de mi, quería pegarle un puñetazo en el ojo por haberme hecho tanta mierda, pero, lo tomé con bastante seriedad. Le pedí que por favor saliéramos a hablar más tranquilamente. 

Y ahí fue donde me dijo lo mierda que era por haberla ignorado. Me sentí bien al saber que me extrañaba tanto.

Después de eso, volvimos a tener la genial relación que teníamos antes, sin ser novios pero siendo algo más que amigos con derechos, nunca lo podré explicar.

En fin. Nunca lo curé aunque cerre esa ruptura de corazón,  cerré esa herida. Mi consejo para los que están en la famosa friendzone: IGNORÉNLAS y salgan a chingar, beban hasta que las tripas les salga por la boca y vivan tantas experiencias como su billetera les permita, lo peor que puede ocurrir es que terminan con goma moral. ¿Lo mejor? un puñado de experiencias nuevas que no van a olvidar con el extra de recuperar a quién los puso en la friendzone, como algo más que amigos.

domingo, 27 de enero de 2013

Viviendo el sueño (II)

El shock disminuía a medida que descendimos hasta llegar al pueblo. No habíamos almorzaro aún y el calor estaba pegando de lo mas sabroso.

Tomamos la avenida de adoquin principal e hicimos un cruce a la izquierda. Dejamos el carro frente a una tienda atendida por mujeres indígenas y nos bajamos del carro a que el calor nos aplastara con sus rayos. Ya había estado antes en ese pueblo y todos sus elemenots seguían exactamente igual, tal vez un poco más libre, no lo sé, puede ser la óptica bajo la cual lo estaba juzgando para mis adentro esta vez.

Sobe una alfombra de pasto verde, una pareja se besaba libre y apasionadamente a la orilla de la avenida principal. Aparte de los peatones que vagábamos por ahí, un paisaje descomunal era testigo del gesto al que no sé si pueda calificar como amor o simplemente como pasión. Todavía conservo una foto mental de ellos; si tuviera que hacerlo, los etiquetaría bajo "juventud" (sin llegar a ser cursi como un poster de Internet) de pronto, un señor de dientes torcidos y gorra de Oklahoma me grita desde el fondo del callejón "¿Qué pasó carnal? Super Mario Bros", más adelante nos topamos con el dueño de un parqueo que nos preguntó si estábamos perdidos, le dijimos que buscábamos dónde pasar la noche.

— Somos 3 y traemos carro
— Yo tengo cuartos y parqueo
— Bueno, vamos a ver

Continuamos recorriendo el pueblo hasta que uno de nosotros exclamó "¡AHÍ ES!" señalando una pared de bambus pintados de blanco con una puertecita de madera de no más de metro y medio. No tenía timbre... Apenas si había puerta. Tocamos la puerta y gritamos para que nos abrieran. Vimos que no tenía candado, pero no nos animamos a entrar.

En lo que discutíamos que hacíamos escuchamos el crujido de la madera y el rechinar de las visagras. Detrás de la puerta, no había nadie. De un brinco, un gato sucio y pequeño baja del marco de la puerta y nos voltea a ver, como esperando que lo siguiéramos. Decidimos seguirlo. Pasamos el jardín de hortalizas, bajamos 3 gradas hechas de bloc, pasamos a un costado de la pequeña casa, entre la mesa de cáctuses y algunas plantas medicinales. Llegamos al porch de la puerta trasera y ahí fue donde conocí al mítico Serv del que tanto había escuchado en Villa Nueva, en persona.

Serv era el menor de 9 hermanos y huyó de su casa junto a su novia cuando tenía 18 años con menos 100 quetzales entre la bolsa. Cinco años después vive en un terreno relativamente grande. En medio de todo ese terreno lleno de hortalizas, plantas y masetas hay una pintoresca casa donde él y su novia pasan las noches y los días, leyendo, ríendo, compartiendo, fumando y viviendo la vida que siempre soñaron.

jueves, 24 de enero de 2013

CONTRÁTENME

— Cuénteme un poco más sobre usted

—Bueno, pues... Me llamo Speedy y soy un varón de Dios que busca trabajo.

Tengo experiencia de 24 años como televidente y más de 10 como cibernauta. Vivo en una alocada casa con una familia a punto de la disfuncionalidad, y ah, siempre nos acompaña un perro gigante con mirada depresiva.

Tengo facilidad con las drogas aunque ya no consumo y actualmente estoy reforzando mi nivel de tolerancia hacia el alcohol, también estoy intentando dejar el cigarro. Tengo una seria dependencia al Internet y a las redes sociales.

Ocacionalmente tengo relaciones sexuales y eventualmente llego a tener relaciones pasajeras pero... Sí, es probable que termine en una relación seria, sin embargo, la mayor parte del tiempo me dan miedo hablarle a personas desconocidas.

Cabe mencionar que soy un inadaptado social mientras voy a la Universidad, pero todo un éxito cuando azoto las áreas marginales de la ciudad.

Mis hobbies son la pornografía y diseñar en Paint... Y mm... A al menos 2 veces por semana alguien me confunde con mujer. 

— Lo siento, no es el perfil que buscamos por ahora

— ¿Y qué es lo que buscan entonces?

— Buscamos una jovencita entre 17 a 19 años que esté en último año del colegio o primer año de la Universidad y que viva con sus papás, que sea una rebelde pero que sea fresa. Que sea una Twitstar que comente solo cosas de sexo aunque en realidad está a la espera de su príncipe azul y que cuando lo encuentre (según ella) él va a ser un gran muco -con el perdón de la palabra, no lo quiero ofender- sólo le va a pegar y dejar embarazada. Ella por la depresión de estar embarazada va a consumir antidepresivos que van a afectar el crecimiento del bebé, al ir con el doctor, le van a contar que su bebé está dañado y ella va a querer el aborto, lo que no sabe es que los doctores no tienen experiencia en hacer abortos, pues su novio que trabaja en un call center, sólo le alcanza para pagar una operación en un sanatorio y por eso no puede pagar nada mejor.
Los papás de ella no saben nada y ella no les cuenta. Su novio, después de pagar el aborto, la deja por su mejor amigo porque él en realidad es bisexual -imagínese uno de esos patojos que van por Miraflores-. Ella se siente sola y se va de su casa a vivir a una de las áreas marginales que usted comentó, con su bebé que nació sin una pierna y con enfermedades por el mal aborto y los antidepresivos. Entonces, todo se va a tratar de ella, de todo lo que hace para sobrevivir en la gran ciudad (de Guatemala) y en ese proceso trabaja de escort profesioal, vende marihuana, se acuesta con viejos empresarios que solo la quieren por placer pero le pagan muy bien aunque al poco tiempo se le muera su bebé y se convierta en una drogadicta. Luego, empieza a ir a la Iglesia y encuentra el camino correcto. Hace las paces con sus papás y todos a los que le hizo daño y al final, al final, un día "X", después de unos... 9 o 10 años, va a encontrar a su hombre perfecto y los 2 se van a enamorar perdidamente y tener una casa donde el centro del hogar sea Dios y el amor.

Más o menos por ahí va la cosa

— ¿Entonces por qué me llamaron?

— Perdón, al ver su foto creímos que era mujer. Sin embargo, vamos a dejar su hoja de vida en el banco de datos, tal vez en un futuro tengamos un Reality Show donde encaje.

viernes, 11 de enero de 2013

Viviendo el sueño (I)

Me llamó pasaditas las 11 de la noche para confirmarme que pasaba por mi al rededor de las 9 de la mañana antes de ir al Wal-Mart a comprar hartazón y la chela para llenar la hielera. No dormí esa noche. Aproveché para ver Archer y echar algunas chivas a la misma mochila negra que de enero a diciembre uso para llevar mis cuadernos y libros de la U, bueno... Mi único cuaderno y algún lapicero promocional que seguramente me lo robé de alguna agencia.

Me embarré en desodorante y desde mi balcón me fumé el penúltimo cigarro de la cajetilla esperando a que el pequeño Geo Metro rojo apareciera frente a mi casa. Agarré mi mochila y salí de mi casa, salí de mi ciudad, salí temporalmente de una realidad neutral. Dejé atrás el 2012 y me fui detrás de los edificios, donde  el verde se mezcla con las erosiones, los tuk-tuks corren libremente y los terratenientes cosechan sus fortunas.

Llegamos tan lejos que la carretera nos abandonó. Nos cambió por terracería y cráteres. Detuvimos la marcha un rato para enfriar los frenos y calentar involuntariamente las cervezas en nuestras mano. Fue culpa del paisaje verde. Compartimos el último cigarro y nos quedamos sentados sobre roca bajo una nube de pensamientos, con cara de idiotas y la vista perdida en alguna parte del otro lado de la montaña. Unos gritos de felicidad rompieron la harmonía del río al fondo del barranco. El tiempo se escurrió tranquilamente sin molestarnos; habían pasado ya 15 minutos desde que nos sentamos en la roca y ahora era tiempo de ver de dónde salían los gritos y las risas. Nos levantamos con pesadez y ansiedad, viendo hacia abajo, volviendo a la izquierda, a la derecha, esperando ver que pasaba. Encontramos algo mejor, un camino detrás de una pila de basura cubierta por unas flores amarillas.

Como buenos citadinos suburbanos inadaptados a los ambientes naturales, dudamos y discutimos por mucho tiempo. Como las risas eran cada vez mas contagiosas, tuvimos que inventarnos el valor para seguir el camino, ya qué, ¿qué era lo peor que podía pasar? El primero en bajar obtuvo tácitamente el título de lider y nos advertía sobre los posibles obstáculos a esquivar: botellas vacías, excremento de vaca, tortillas con moho, bolsas con basura o superficies areniscas. El camino de tierra se terminó y llegamos a un claro con pasto, árboles, rocas y un riachuelo. Saltamos unos troncos caídos y avanzamos paralelamente al riachuelo hasta llegar a la fuentes de las risas.

Aún no estábamos ebrios y en realidad no sé que esperábamos encontrar, pero eso superó nuestras espectativas. Siempre lo he dicho y lo sigo creyendo, no hay nada más hermoso que los senos de una mujer -no quiero sonar ofensivo esta vez diciendo boobs- y todas y cada una de las veces son impactantes. Por un momento pensé en tomar fotos a lo loco, pero me pareció inoportuno. Ellas rápidamente convirtieron sus risas en gritos y obviamente, entramos en pánico. Saltaron del río y corrieron en dirección opuesta a la que nosotros corrimos.