martes, 14 de octubre de 2014

Celebramos el cumpleaños de un amigo saboteando al mago Andy Andini (II)

— ¿Por qué no podemos tener amigas? - preguntó 'birthday boy'.
— Yo ofrecí que les traía cochofles hoy, pero no quisieron - contesté ingenuamente, pensando que querían auténtica y vulgar pussy.
— No, pero AMIGAS AMIGAS. - continuó
— ¿Amigas del grupo? - Me pareció algo disfuncional
— ¡Ajá! Sí, amigas, no (con todo respeto) tus wisas de Villa Nueva.
— No podemos tener amigas, porque más de alguien se la terminará chimando... O peor aún, enamorando. - opinó el tercero.



Completamente cierto. Eso, sin contar que somos un diverso grupo de individuos que discute sobre películas donde aparecen chichotas, video juegos masacre, música electrónica apta para drogas, carros de lujo que hemos visto en las películas masacre con chichotas (o pornografía bizarra en mi caso). Y todo ocurre mientras bebemos hasta sentirnos suficientemente avergonzados (o necios en mi caso).

La corriente de la plática se fue hacia otro tema trivial. Beer's just kicking in, la música es buena y el ambiente relajado. Aparece uno más y se llena la mesa. Voy al baño. Orino viendo hacia arriba y sonrío al ver:

BEACH BUMS
by Jason Ellis




Seguimos atacando los picheles de cerveza. De pronto, casi de la nada, una mujer en lo peor de sus veintes nos interrumpe. Nos pide que la disculpemos a ella y su acompañante entrado en años por ser tan shutes, solo quieren sentarse en nuestra mesa por un rato y conversar. Todas las miradas se cruzan sorprendidas y escépticas a lo largo de la mesa. Sentí miedo y fascinación. Nos organizamos y apretujamos para caber todos en la mesa plástica regaladas por la Gallo.

Amaranta, la mujer en lo peor de sus 20s, rompe el hielo regalándonos un shot de tequila a cada uno. No oponemos resistencia. Al poco tiempo aparece un treintañero de bigote espeso e ideas aguadas. Un pseudo-pensador, posible trabajador del gobierno y terrible filósofo. Acapara toda la atención, comienza a hablar sobre el tiempo y el espacio de una manera tan poco convincente que mejor reviso mi Timeline de Twitter.

Amaranta resulta ser Cristina según su tarjeta de crédito. Las cosas empiezan a ponerse tensas poco a poco cuando el señor sentado a mi lado nos revela su identidad: el Mago Andi Andini, desde Paraguay — Jm, cool, un cumpleaños con mago—.


Cristina, conocida también como Amaranta desaparece de la escena. el Mago Andi Andini sigue haciendo trucos con pitas. Realmente MUY buenos trucos. El pensador se retira. El Mago Andi Andini queda solo en la mesa con un grupo de individuos que discuten sobre películas donde aparecen chichotas, video juegos masacre, música electrónica apta para drogas, carros de lujo que también visto en las películas masacre con chichotas y pornografía bizarra.

Alguien ve a Cristina hablando con el policía del parqueo. Voy al baño otra vez y ya no veo tan contento los hermosos traseros de la foto que Jason Ellis tomó posiblemente en los 90's, pues siento desconfianza y paranoya. Afortunadamente, soy el peor objetivo de la mesa; es más, si quisieran secuestrarme, tuviera que pedirle prestado a los secuestradores 40 varas: 30 para la gas y 10 para una recarga del cel.



El Mago Andi Andini hace un experimento, pero lo saboteamos porque queremos irnos. El Mago Andi Andini hace un truco más, Realmente muy bueno. Cristina y el pensador vuelven a aprecer. Empiezan a preguntar discretamente información privada. Nos despedimos rápidamente y el Mago Andi Andini hace un truco que nunca antes había hecho antes: dar miedo a una pequeña multitud. Quizás no fue su intención, pero en tiempos de ébola, miedo y paranoya, que una desequilibrada mental, un mago reconocido y un "filósofo" se lleguen a sentar a tu mesa, suena más a truco para robar que para entretener. Es una lástima que sea tan difícil conocer personas nuevas en esta ciudad.


En el camino de regreso a mi casa extrañé a México. ¿Qué estará haciendo la wera del pub y mi amigo al que le invité una cerveza en aquel OXXO?

Celebramos el cumpleaños de un amigo saboteando al mago Andy Andini (I)



Fue un domingo el último día que estuve en el D.F.  Lo recuerdo bien porque el día anterior fue de los pocos sábados que me quedé guardado; sin salir. Estaba tan agorado de pasear por la mosntruosa ciudad que me quedé dormido al rededor de las 11 de la noche intentando encontrar una película porno en el cable mexicano. 

No quería desperdiciar mi útlimo día en la intermiable metrópoli mexicana. El hotel tenía wi-fi pero sólo en la recepción era buena la señal. Como pude, me acomodé a lado del elevador rosado y después de unos cuántos googlazos encontré que King's Pub era un bar súper chido, way. Me bañé por segunda vez en el día. Me puse una camisa de botones, esperé a que se secara mi cabeza y puse el mapa para llegar al bar. En las 12 cuadras de recorrido encontré muchos otros bares con mexicanos demasiado intimidantes para ser posibles hipsters. 



Debo concederle a los mexicanos que el Distrito es una ciudad MUY segura (comparada con Guate). El único susto que tuve fue el de una rata que salió de una montaña de basura a la par de uno de los miles de OXXO's que hay desperdigados por todos lados. Al fin llegué. Me registraron en la entrada, igual que como lo hacen el Riley's en La Antigua en El Monumentan en la zona 1.

Recuerdo que los domingos eran domingos de reggae. El bar estaba bastante vacío, tal como me gustan. Enté y me senté en la barra. Pedí una cerveza premium para empezar. Luego pedí un trago preparado que nunca en mi vida había visto. No habrá pasado mucho tiempo cuando una hermosa werita cruzó la puerta. Se fue hacia el otro extremo de la barra y empezó a fumar sus Marlboros cigarros. No sabía que se pedía fumar. Ordené unos cigarros. Mi primera intención fue exigir mis Payasos Cero Grados After Hours, pero estaba lo suficientemente sobrio para notar que estaba en tierras extrañas. El bartender me ofreció Marlboros blancos y Marlboros rojos. Tuve la intención de pedir los blancos, pero terminé escogiendo los rojos. Temía que los blancos fueran para gays o adolescentes. No podía fallar con los rojos, hasta los vaqueros los fuman.



Me fui al otro extrema de la barra y me senté a 2 banquitos de donde estaba ella. Por mucho tiempo recordé su nombre, ahora no recuerdo ni su cara. Entablamos conversación. Era desempleada y estilista. Vivía sola, su madre era dueña de locales y vivían de la renta de los mismos. Estaba ese día para ver a su amigo de la banda. Posiblemente el pobre diablo con "dreadlocks". Me invitó a su depa pero rechacé la oferta, no quería ser la tercera rueda. Además, mi avión partía hacia Guatemala a las 10 am y entraba a trabajar después de almuerzo. De haber sabido que ese mismo día me despiden, ni me hubiera tomado la molestia de asomarme a la oficina. Judíos al final de cuentas...

Me fui del bar, borracho y con la mente fuera de mi cabeza. Me perdí. Di 3 vueltas a un redondel, digo, glorieta hasta dar un OXXO un poco más adelante Invité a otro borracho a una Tecate. Estaba fascinado lo fácil que era hablar con las personas en México, ya sea para conectar o para platicar sobre el petróleo en México a las 2 de la mañana sobre La Reforma.








jueves, 2 de octubre de 2014

Amándote en privado

Estaba sentada con la pierna cruzada, recostada en el respaldo de la silla. Miraba hacia abajo. Tenía una mano sobre su abdómen y otra a la altura de su boca sosteniendo un cigarro. Llevaba un vestido amarillo tallado a la perfección. La luz asimétrica iluminaba su rostro, su cabello y su boca; angelical. Suspira. Parece desesperada; empieza a mover su pie ansiosamente. Está sola. Exhala el humo hacia arriba, hacia la nada. 

Por atrás se acerca un hombre de traje gris. Su rostro se ilumina más. Sonríe. Se pone de pié y lo abraza. Él coloca coloca gentilmente sus manos de hombre sobre su suave rostro. La ve a los ojos y le dice algo tierno. Ella se derrite. Se besan intensamente... Y mientras el tiempo sigue en moción suspendida para los enamorados, un bolo lleva media hora cagando en el baño y los meseros llevan bandejas con whiskys triples. El Serrucho sigue sonando. Alguien suelta una carcajada en el fondo y nosotros seguimos hablando de cómo el ébola es el principio de The Walking Dead.



Doy un trago grande a mi vodka con jugo de naranja y sonrío de lado. Recordé aquellos días cuando unos besos me cortaban la respiración. Cuando hasta el poema más cursi encarnaba en el 'amor de mi vida'. El tema cambia. Alguien menciona que tengo un blog y que los pelo en este. Si supieran que ya no sé que inventarme. La vida es aburrida como freelance. Ya no sé que escribir. Quisiera levantarme e interrumpir su beso para decirles que el amor es etéreo, pero no lo hago; sigo con mi vodka.

Me aturde ya no saber qué escribir. Estoy desparramado sobre mi silla destartalada pensando qué escribir. Un año después de mi última ruptura de corazón pareciera que mi lapicero no tiene tinta y que mi hoja en blanco no tiene fin. No escribo nada.



Desatapo un octavo. Veo Ren y Stimpy. La nostalgia me venció. Suspiré. Abro una cerveza y le di volúmen a Bronco (igual que hace un año)...  Recuerdo a los enamorados. Me recuerdo enamorado. La nostalgia me vence nuevamente. No importa, mañana parto hacia El Lago. Ojalá un año atrás hubiera hecho lo mismo.

"No hay corazón, corazón, corazón que aguante" —  Dice Guadalupe —Yo sigo desparramado sosteniendo la lata en la mano— "y el mío ya se me parte". Entiendo a Guadalupe. Lo entendí hace un año exactamente cuando nunca pensé que algún día tu me pagarías con una traición. Entendí el sufrimiento de su pérdida. Su llanto de tristeza por amor y su enojo por una traición. Entra tantas canciones está la historia de amor de todo hombre; de cualquier hombre sin importar su status social, condición económica o apariencia.



Pero no todo es desamor para Guadalupe, el Pony Choche y sus amigos Broncos. Ellos saben lo que es querer a una mujer, perder la razón por su musa, desearla e (intentar) hacer arte inspirada en ella. Pareciera que  el amor es para todos la mimsa mierda vista con ojos diferentes.

Siguen besándose en una esquina aleajdos del ruid. Me desagradan. Me dan asco. Me parece de mal gusto, pero no digo nada. Me contengo, Me pongo en sus zapatos. Me recuerdo enamorado, colgado de un huevo, sin razón o corazón. Me desparramo más sobre mi silla. Ahora estoy más ebrio. Pienso en qué escribir y sólo puedo pensar:



ÁMENSE EN PRIVADO, donde su olor sea el único aroma que importa; su voz la única guía y su tacto el cariño más grande de la habiración. Ámense en privado donde su presencia sea la máxima expersión cursilería y su deseo el máximo culto a la perversión. Ámense en privado donde el perdón sea la máxima expresión de amor.

Me caí de la silla y sigo sin saber qué escribir. Escribí esto.