Un corazón blindado y un alma de plástico para saltar entre obstáculo y obstáculo.
Mente de sicario, vista de periodista y alma de pastor... Vacía y sin remordimiento.
Un corazón blindado que no se remita a sentimientos pasados, ni memorias lejanas o sentimientos fuertes. Un robot desalmado, sin sentido y sin ojos resplandecientes por la emoción.
Un robot que no se desgarre el corazón por cotidianidades triviales, ni se desarme por cariño. Ser un robot que fornique, tome, se drogue, trabaje y viva día a día sin sentir el peso de la soledad, la tristeza, la frustración o la verguera después de 6 litros.
UN MAL-DITO RO-BOT, cínico y sin sentimientos.
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