lunes, 28 de agosto de 2017

Poner la otra mejilla o cavar 2 tumbas.

La justicia es lo que está entre el perdón y la venganza. En este país, el éxito no se construye con arduo trabajo y frases motivacionales. Más bien, el éxito llega cuando tus plegarias al Padre Celestial te conceden pasar sobre los más pequeños sin repercusiones o represalias.

“Dios es bueno”, dice uno luego de atropellar a una multitud; “Jehová”, escribe otro después de darse a la fuga y por supuesto, nunca falta quien estando con grilletes, cite algún versículo de la misma pero aún peores son aquellos incomparables inescrupulosos que se fían de la palabra de algún dios cristiano para vender créditos de realidad ficticia a los borregos del culto.

De pronto, entre toda la psicosis del caos organizado y la inestabilidad más emocional que política, nos vemos en la urgencia de volcarnos en cuerpo, mente y billetera al cristianismo que alguna vez nos prometió la paz de un Reino imposible, pues si la Justicia no es de humanos, tendremos que dejárselo en beneficio de duda a alguna Divinidad.

El perdón es para los resignados y la venganza para los que no tienen miedo. En medio de eso, se perfila la delgada línea de la justicia en la que ni los suicidas en el día más gris quisieran caminar pues nadie quisiera acompañar en la muerte un valor que ya murió y ahora es solo un hobbie para aquellos que tienen el Poder y el dinero. No es de extrañarse que sin más remedio terminemos optando por el perdón cristiano, sin dejar de sentir la espina de resentimiento que ha marcado a nuestros ancestros por más de 500 años y que cabizbajos reclaman a quienes no les interesa.


Reprochamos la Injusticia, salvo que sea a nuestro favor. Odiamos la impunidad, salvo que sea para nosotros mismos. Exigimos cárcel para los criminales, excepto para los que conocemos. Queremos pena de muerte, pero nadie tiene la intención de cumplir las leyes en su cabalidad. Y entre un chirmol de hastahgs exigiendo quién se va y quien se queda, te veo yo, hartándote sin resentimiento Tacos, Fresh; emitiendo tu opinión por doquier, como si alguien te la hubiese pedido, satanizando a todo aquel que tire basura, asalte, robe,  o sea corrupto mientras en tu casa guardas la riqueza que hacés gracias a vender sin licencia el líquido de la botella donde el Pastor asegura que se esconde el Diablo a menos de 100 metros de un colegio y sacás de mala gana el bloc de facturas solo para aquellos que no se les olvidó pedirla.


AL VER TOdo, BARRERAs mentales me brincan a la mente, pues la bienaventurada hipocresía de otro cristiano más escondido entre las líneas de la biblia, me hacen sentir el odio más puro y fraternal, sabiendo cómo tambalea su buen corazón cristiano al  amenazarme y ofendiéndose cuando llego con la humildad del no creyente, exigiendo unos cientos de quetzalitos ganados con esfuerzo para honra del ser supremo: las cuentas por pagar.


La venganza no solo tiene nombre y apellido, también tiene el elemento de satisfacción, pues para ser un hijodeputa no se estudia y es más comprensible que el marero que conoce tantas palabras como oportunidades en su asentamiento sea menos digno de torturarlo hasta la muerte, que aquellos que con una pizca de educación, dinero y poder para cambiar las cosas se limiten a aplastar los cráneos de quienes aún recorremos la milla extra y creemos en la ética solo por el gusto de creer que la mierda nunca nos llegará a las rodillas.


“Antes de empezar un viaje de venganza, cava 2 tumbas” - Confusio