lunes, 23 de julio de 2012

Si estuviera en la TV (I)

Nadie puede quitarle el glamour plástico con el que la TV ilumina mi cuarto mientras navego por la infinidad de la red. 

Con sus intenciones perversas e inocentes, tratándonos de convencer sobre estilos de vida utópicos e informándonos a medias en episodios de media hora cargados de spots publicitarios de productos que no necesitamos, no queremos, no podemos comprar o no venden en estos países centroamericanos. 

En la TV lo malo se ve no tan malo, lo bueno se ve excelente y lo genialmente excepcional es algo tan grandioso que ninguna escala podría medir tal nivel de genialidad. La TV, siempre está haciéndonos querer cosas que jamás podremos tener... Siempre ha sido así. Desde que era niño me hacía soñar despierto, deseando con todas mis fuerzas que mis papás me compraran las pistas de Hotwheels con 20,000 loops, los carros a control remoto que jamás daban vuelta o los horribles Furbys (las mascotas "radioactivas") lo cual ahora que lo pienso me parece estúpido haber querido uno de esos peluches/mascotas no sólo por ser para niñas sino porque eran estúpidamente feos y sin sentido.

Sin importar con que ojos vea la TV, ella siempre está ahí, impávida, mostrándome a mí y el resto de personas con la misma compañía de cable, lo grandioso que es la vida detrás de la pantalla. Al menos que me ponga a ver el noticiero, la "caja boba" que me parece de lo más ingenioso e inteligente, siempre nos muestra finales felices y desenlaces que tranquilicen nuestro corazón. 

Esa elegancia limitada, refinada, filtrada, falsa con los colores y tonos adecuados hacen por momentos que la TV siga siendo mejor que la todapoderosa red en algunos aspectos. El Internet es demasiado extenso y hasta perturbador porque está dispuesto a mostrarnos la mierda tal y como es; todavía tengo en mente algunos videos que recuerdo una y otra vez mientras me baño, manejo, como o hablo por teléfono. El último de estos, fue Manhandled 4 con Krsitina Rose y James Dean. Una película porno del 2011 filmada en una casa sin luz, donde por momentos no sabía si excitarme o ponerme a rezar por la pobre actriz quien parecía estar siendo violada por un tipo de miembro descomunal al que no parecía importarle ahorcarla, retorcerle sus perfectas boobs o recibir sexo oral al punto de casi asfixiar a la pobre actriz porno. No pude terminar de ver el video y juro que esta vez no fue porque sólo haya necesitado la parte del foreplay para poder satisfacer lo que ninguna amable señorita me da frecuentemente, sino porque ya estaba rayando en lo grotesco. Confieso que la curiosidad pudo más que mi resistencia a ver esa producción rompe-esquemas y tuve que ver como terminaba con una escena predecible aunque nada agradable: ella, demacrada, con el maquillaje corrido por las lágrimas y roja de la cara por toda la asfixia. 

Es inocente pensar que las páginas de XXX son las únicas que ofrecen cosas bizarras, extrañas y basura. YouTube es un ejemplo de esto. Desde que fui víctima de un timo, decidí contaminarme con hechos delictivos de nuestro país filmados en video. Pasé horas y horas, viendo robos a mano armada en la calle. Motoristas robando celulares, hombres armados robando en el bus, hombres armados robando un carro, una banda robando la mochila, el celular y hasta la chumpa de un pobre tipo que andaba por la Zona 10. Llegué a encontrar videos espesos que no esperaba encontrar en YouTube, como el de dos sicarios capturados en video y foto por la desvergonzada cámara de Nuestro Diario. Fue increíble, en el mal sentido, ver como estaba tendidas en el piso, dos señoras sin vida, con la sangre chorreando desde la cabeza... Tan densa, grotesca y cotidianamente. 

Sin embargo, no fue tan desgarrador como escuchar una grabación que la PNC de la hermana República del Salvador hizo cuando una niña de unos 7 u 8 años llama a la estación mientras su mamá está siendo atacada por un hombre. Este habrá durado un máximo de 3 minutos, a diferencia del otro, que eran 40 minutos del viejo uno-dos-uno-dos extremo y grotesco. Tampoco pude terminar de verlo porque desde el principio a la niña se le nota en su voz el miedo e impotencia que siente al ver que su mamá está siendo atacada y quizás violada por un hombre que solo me lo puedo imaginar como un monstruo. La ineptitud de la tele operadora me confirmó que era algo real y sólido. La grabación empieza con la niña llamando a la estación de la policía, rogando que por favor lleguen a su casa, que su mamá está siendo atacada por un hombre, la tele operadora de la policía le pregunta su dirección, ella, obviamente, como niña de 7 años no sabe su dirección así que dice que vive cerca de una escuela. La tele operadora le pregunta por el número de teléfono, pero ella no sabe el teléfono de su casa o el del celular de cual está llamando. El video, si es que se le puede llamar así, pues es solo una pantalla negra con el texto de la niña y la estúpida de la policía, ni siquiera iba por la mitad y yo ya sentía unos escalofríos asquerosos que nunca antes había sentido. Es la única vez que llegué a comprender y sentir el verdadero concepto de horror y terror. Hubo un punto, en el que la niña lanza el grito más real y desgarrador que he escuchado en toda mi vida: "DEEJEELAA". No había imagen como tal, pero cualquier imaginación, sin importar cuan fuerte o débil sea, logra proyectar una imagen mental de un tipo asqueroso y grasiento, poniéndole las manos y otras cosas peores a una pobre señora indefensa, golpeándola sin clemencia, con su hija observando, traumándole su niñez por siempre, adentro de una casa de tejas tercermundista de alguna colonia apeñuscada y calurosa, mientras la teleoperadora gorda, estúpida, inepta, lenta, con pelo negro grasoso y hecho cola, se limita a seguir preguntando qué está pasando. Fue como si alguien en ese momento clavara en la parte de arriba de mi corazón sin blindar una navaja filosa y con puño fuerte blandiera en zig-zag hacia abajo, como si fuera una almohada de plumas frágiles. En un solo movimiento rápido, me quité los audífonos y los tiré tan lejos como pude, bajé la cabeza y sin mucha resistencia, solté un par de lágrimas. 

miércoles, 18 de julio de 2012

"Oh man, what a bummer"


‎"oh man, what a bummer":
Sin dinero para comprar chela, sin chance para tener dinero y sin compu propia para quejarme. Estoy peor que donde empecé este año. [Y aún así, podría ser peor]

La ironía de las oportunidades.

viernes, 13 de julio de 2012

¡Viva la clase media! (II)

Una sociedad fragmentada y diluida. Fragmentada por nosotros mismos, por los medios, por el incesante clacismo, por intentar no ser un muco y por pura costumbre o naturaleza nos diluimos en música gringa, europea; vemos novelas colombianas y hablamos como ellos, llevamos mochilas al costado cual traqueto-estail. Posteamos en inglés y enfocamos todo nuestro apoyo en algún equipo español, sin darnos nuestro propio espacio a apoyar lo nuestro más que una marca de cerveza y una selección de fútbol soñadora pero mediocre, idéntica a la clase media a la que me adscribo, a menos que se trate de un trending topic o una campaña con fines políticos (medio) ocultos.

El amor, el éxito, el fracaso, las relaciones laborales, el inevitable erotismo, la inmoralidad de las drogas y demás paredes culturales que nos asedian son puras representaciones pragmática que nuestra pequeña mente intenta transpolar entre lo que es y debiera ser.

La ironía es el encanto de la misma. Comprar iPhones y estar pendientes a qué horas nos asaltan, comprar un seguro para el carro antes que un seguro médico, comprar casas tamaño huevo de codorniz en Carretera a El Salvador porque ahí es donde está la nueva burguesía, o al menos donde lo estaba hace 15 años, la magia de seguir siendo un casi-pobre/casi-rico y continuar con discursos más obsoletos que el Sistema de educación.

Es inevitable no hacerlo. No tenemos un glorioso ejército ni grandes planes de vida. Los pocos artistas contemporáneos que han sobrevivido o sobresalido en las escasas escenas artístico-culturales que ofrece el país, se han abierto paso a pura fuerza, talento y trabajo [Bohemia Suburbana, Ronald Flores, los de Narnia, Ronald McKay y algunos otros que los dejo en el tintero].

Las generaciones anteriores huían de la represión y quizás tenían mayor identidad nacional, un arraigo por sus raíces que las generaciones posteriores me parece habían perdido, hasta que un pseudo-chapín vino a recordarnos lo cool que era Guate (con una Pepsi en mano). Todos y todas caímos redondito, sin dudar, alegar o refunfuñar porque es un orgullo saber que un chapín se volvió relativamente famoso al dejar esta tierra de in-oportunidades.

No tenemos mucho con que combatir esa indiferencia cultural promovida por esta clase media fluctuante y fantasma que sostiene y aqueja el país.

Es más, ni siquiera sé de qué estoy hablando, sólo traté de usar palabras sofisticadas para no verme tan idiota y aprovechar un poco mi acceso ilimitado a Internet.

miércoles, 11 de julio de 2012

¡Viva la clase media! (I)


Quisiera tratar de entender qué le pasa a la clase media, bueno, quisiera entender qué es la clase media.
Hoy en día, a no ser por los niños explotados (la misma niñez que el Estado ha ignorado por décadas), los limpia windshield,  los vendedores de periódicos, los volanteros, los limosneros o los malabaristas quienes más bien son artistas conceptuales del tercer mundo (porque tienen un concepto errado de lo que el país les ofrece), pareciese que en la ciudad no hay pobres, solo "clase-medieros" y caqueros.

Ni los libros de marketing tienen idea de qué rayos es la clase media, tampoco han tenido la molestia de redactar uno que se acople a nuestra realidad. Nos clasifican bajo una  alegórica "C" con opción a un menos o un mas dependiendo de las aspiraciones que aguanten las tarjetas de crédito.

El C+ da chance de codearse limitadamente con la cúpula de la pirámide, los AB. Son tan pocos y escasos, que las primeras 2 letras del abecedario se unieron para hacer una sola categoría de mercado. Una categoría lo suficientemente limitada para dirigir el futuro de nuestro país según su conveniencia. Al parecer, a nadie parece molestarle pues así ha sido siempre.

Luego, viene la "C" sin símbolos ni chingaderas. La esencia de la clase media: vivir sin lujos ni carencias.
Los mismos libros de marketing dan parámetros para saber quién es AB, C, C+ o C- pero estoy seguro que  estos textos no tienen ni la más puta idea de cómo es la casaca por acá. Digo, para un auxiliar de contabilidad o una secretaria que gane un poco más del salario mínimo, pareciera una locura comprar un menú de Pollo Campero o Wendy's de casi 40 quetzales al menos 2 veces al mes. Con esa misma cantidad de dinero, podría pagar el pasaje ida y vuelta por más de 15 días y aún así, todos los días en algún restaurante de comida rápida hay algún/a trabajador que come con gusto pero con cuidado de no manchar el uniforme de la empresa. Al final resulta que nadie es "clase mediero".

Por último la C-, con énfasis en el menos. Es pura casualidad, no es para que se sientan de menos y para evitar esto, las pacas y las imitaciones de ropa americana han proliferado y progresado cual familia campesina recién venida a la ciudad viviendo en zonas marginales. Es quizás el único denominador común aparte de la horrible "C", la aspiración y la apariencia de ser "mejor" de lo que en verdad somos (aunque sea económicamente) No puedo creer que Abercrombie And Fitch o Hollister tenga una producción tan amplia como para cubrir el torso del 70% de la juventud clase-mediera en este país.

Después vienen los verdaderos pobres, la D y la E las cuales, curiosamente sí separan en aquellos que viven en pobreza y pobreza extrema respectivamente. Es una linda forma para recordarnos que podría ser peor.

jueves, 5 de julio de 2012

Surrealismo, nuestra realidad

Me siento a comer solo en el Tacontento de La Cúpula, un poco apenado por estar comiendo solo, pensando en el "qué dirán de mi" las demás personas. Pasé enfrente y seguí caminando de largo, me detuve y regresé hasta la entrada del restaurante. ¿Qué era lo peor que podía pasar si me veía fabuloso con mi look cotidiano?

Llegué hasta la puerta y rascándome la parte de atrás de la cabeza pedí mesa para uno, sólo para mi. Me senté en el área exterior, ahí tenía una linda vista a la intersección de la calle y la avenida una cuadra antes de la Plazuela España. El clima era perfecto, estaba lo suficientemente soleado y claro con una agradable brisa para que nadie estuviera quejándose cada 5 minutos con la típica y obvia frase "puta, que calor".

El día tenía exactamente la misma electricidad que describen en American Beauty, la diferencia fue que sí se escuchaba en el aire por el viento que soplaba entre la escueta fauna con la que Arzú ha decidido maquillar esa parte de la ciudad. 

En la mesa contigua, había un extranjero con una amiga o familiar algo gordita que también hablaba en inglés. Me pareció curioso, más no sorprendente. Hablaban sobre banalidades y hacían comparaciones entre la infraestructura americana y la chapina. La gordita, le tiraba mierda a Guatemala mientras se tomaba una cerveza Gallo. 

Pedí unas gringas y una michelada de Dorada Ice. Cuando llegó el mesero con mi orden y repetí en mi mente que había ordenado gringas, me di cuenta lo estúpido que era llevar a un americano a comer comida mexicana en Guatemala. La gordis, hizo suficientes puntos para que la catalogara como una cae-mal, quizás por su tono o un aura muy fuerte, qué se yo, sólo sé que no me cayó bien.

Pensándolo bien, fue por su hablado, su tono tan perfectamente plástico y gringo. No encontraba ninguna diferencia entre el hablado de una Kardashian y el de la gordis, sin embargo, tenía tanta hambre y ganas de mi michelada que dejé de prestarles atención y me ocupé en quitar la sal, en toda la orilla de la copa tongolele, con un limón. 

Sobre la calle, se escucha un potente motor acelerando salvajemente. Con la gringa a media altura, veo una Suburban nueva color champañia avanzar y doblar la esquina un instante antes que el Transmetro empiece a avanzar. La Suburban rechina llantas, bocina, colea, recupera el control y sigue acelerando sobre la avenida. El chiclero de la esquina se ríe y sigue leyendo la prensa con la portada de la selección de Futsal (rumbo al mundial) levantando los brazos, victoriosos. 

El gringo rápidamente dice "what the hell was that" y no fue hasta entonces cuando caigo en la cuenta que este supuesto gringo...  Era nada más y nada menos que un señor moreno de rasgos indígenas, camisa hawaiana, pantaloneta y tenis New Balance blancos que apenas si podía pedir una cerveso.

Ya casi terminaba mis gringas y mi michelada. Fui con el chiclero a comprar unos Marlboro, de esos que tienen una chibolita en el filtro. Me emociono tanto cada vez que escucho ese pequeño "CRAC". 

Exhalé el primer humo. ¿Qué habría comido en KFC?


domingo, 1 de julio de 2012

La ciudad del robot (III)

Un corazón blindado y un alma de plástico para saltar entre obstáculo y obstáculo.
Mente de sicario, vista de periodista y alma de pastor... Vacía y sin remordimiento.

Un corazón blindado que no se remita a sentimientos pasados, ni memorias lejanas o sentimientos fuertes. Un robot desalmado, sin sentido y sin ojos resplandecientes por la emoción.

Un robot que no se desgarre el corazón por cotidianidades triviales, ni se desarme por cariño. Ser un robot que fornique, tome, se drogue, trabaje y viva día a día sin sentir el peso de la soledad, la tristeza, la frustración o la verguera después de 6 litros.

UN MAL-DITO RO-BOT, cínico y sin sentimientos.