miércoles, 11 de julio de 2012

¡Viva la clase media! (I)


Quisiera tratar de entender qué le pasa a la clase media, bueno, quisiera entender qué es la clase media.
Hoy en día, a no ser por los niños explotados (la misma niñez que el Estado ha ignorado por décadas), los limpia windshield,  los vendedores de periódicos, los volanteros, los limosneros o los malabaristas quienes más bien son artistas conceptuales del tercer mundo (porque tienen un concepto errado de lo que el país les ofrece), pareciese que en la ciudad no hay pobres, solo "clase-medieros" y caqueros.

Ni los libros de marketing tienen idea de qué rayos es la clase media, tampoco han tenido la molestia de redactar uno que se acople a nuestra realidad. Nos clasifican bajo una  alegórica "C" con opción a un menos o un mas dependiendo de las aspiraciones que aguanten las tarjetas de crédito.

El C+ da chance de codearse limitadamente con la cúpula de la pirámide, los AB. Son tan pocos y escasos, que las primeras 2 letras del abecedario se unieron para hacer una sola categoría de mercado. Una categoría lo suficientemente limitada para dirigir el futuro de nuestro país según su conveniencia. Al parecer, a nadie parece molestarle pues así ha sido siempre.

Luego, viene la "C" sin símbolos ni chingaderas. La esencia de la clase media: vivir sin lujos ni carencias.
Los mismos libros de marketing dan parámetros para saber quién es AB, C, C+ o C- pero estoy seguro que  estos textos no tienen ni la más puta idea de cómo es la casaca por acá. Digo, para un auxiliar de contabilidad o una secretaria que gane un poco más del salario mínimo, pareciera una locura comprar un menú de Pollo Campero o Wendy's de casi 40 quetzales al menos 2 veces al mes. Con esa misma cantidad de dinero, podría pagar el pasaje ida y vuelta por más de 15 días y aún así, todos los días en algún restaurante de comida rápida hay algún/a trabajador que come con gusto pero con cuidado de no manchar el uniforme de la empresa. Al final resulta que nadie es "clase mediero".

Por último la C-, con énfasis en el menos. Es pura casualidad, no es para que se sientan de menos y para evitar esto, las pacas y las imitaciones de ropa americana han proliferado y progresado cual familia campesina recién venida a la ciudad viviendo en zonas marginales. Es quizás el único denominador común aparte de la horrible "C", la aspiración y la apariencia de ser "mejor" de lo que en verdad somos (aunque sea económicamente) No puedo creer que Abercrombie And Fitch o Hollister tenga una producción tan amplia como para cubrir el torso del 70% de la juventud clase-mediera en este país.

Después vienen los verdaderos pobres, la D y la E las cuales, curiosamente sí separan en aquellos que viven en pobreza y pobreza extrema respectivamente. Es una linda forma para recordarnos que podría ser peor.

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