domingo, 30 de septiembre de 2012

La historia de como casi curé una ruptura de corazón (III)

Y a veces llora mi piel
Cuando se empaña de anhelo
Se infla mi mente con tantos recuerdos
Que ya no me puedo dormir
Zoé - Vía Láctea

De la nada se atravesó un Lancer de la última lúnea. El timonazo que pegó mi viejo no fue nada con el retorcimiento que mis entrañas le pegaron a mi estómago camino al hospital.

Estúpido intestino. No le bastaba con hacerle creer a mi pequeña mente que no necesitaba comida, sino también le hacía creer que era temporada de estar sentado en la fría y acogedora taza del inodoro. Una literal cagazón en mis pantalones. Temporalmente creí que eso sería la solución a mi corazón roto, pero no, simplemente era una mierda tras otra, igual que en mi pequeño mundo.

Estar en la emergencia del hospital por un virus, conectado a tubos de suero, con una delgada capa de ropa celeste que la enfermera amablemente me prestó y acostado en una estrecha camilla vomitando sin parar, curó temporalmente mi corazón. En ese momento extrañaba a alguien más, a mis queridos spliffs y mi servicial vodka. La magia de estar noqueado en las temporadas más pálidas por pequeños agentes externos que me desprenden momentáneamente de la realidad es lo que me intriga explorar el alma de las sustancias recreativas.

Estando aún desempleado, en pleno sentimiento ficticio de soledad, sin ganas de otra cosa mas que retroceder el tiempo o avanzarlo hasta la nueva "serendipity" y poner a trabajar mis riñones los 7 días de la semana creí que alguna de mis otras wisas mezclado con litros eventuales podrían remendarme.

Hubo una temporada dorada, en donde aún sigo sin entender porqué, 3 hermosas mujeres, cada una a su manera, querían involucrarse de alguna forma conmigo, como algo mas que amigas. Esto no le pasa nosotros los que andamos en nada, comemos mocos o eyaculamos precozmente. Me di cuenta que el truco estuvo en no ser tan mula, ni tan pobre, ni tan feo; creo que no soy tan mal actor después de todo.

Una a una se fueron marchando de mi lista de wisas con quien salir. Todas mayores que yo. Una, se comprometió, la otra regresó con su ex y la que más quería, me friend-zoneó a la inversa. Le tuve que sumar mi desempleo, las puteadas de mis viejos y vivir involuntariamente bajo la inmensa sombra de éxito de crea mi hermano.

Seguía con el corazón roto y peor de donde había empezado este año. Sin serendipity, sin tener a quien querer, sin trabajo, ni dinero, ni carro, ni admiración de mis viejos, pero, qué pisados, tanto se me llena la boca diciendo "podría ser peor" que esta era una micro prueba para ver si en serio podría ser peor, o usaba la frase como simple excusa para vivir engañado... Como un positivismo negativo.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Serendipity

¿Cuándo me van a enviar la serendipity que pedí hace 2 meses? 
La última que tuve se terminó; necesito una nueva. 

Un afortunado hallazgo fortuito que supere todas mis espectativas, nada más. 

sábado, 1 de septiembre de 2012

La historia de como casi curé una ruptura de corazón (II)

This is what you get
when you mess with us
Radiohead - Karma Police

Para aquel entonces no tenía ni idea que mis proveedores de Universo y Karma estaban a punto de llegarme con una gorda factura vencida con intereses, cargos ocultos y dos gorilas matones dispuestos a seguir torturando mi cursi e idiota alma, como si les pagaran por eso. Como si fuera su trabajo o no tuvieran nada mejor que hacer.

Todo es parte del mismo Sistema, un Sistema donde mis pocas experiencias, el deseo de vivir una vida detrás de una pantalla como mis héroes de la televisión americana y la sobreprotección de mis papás me han hecho el manojo de incoherencias desastrosas que creo o puedo llegar a ser. 

Aquí es donde empecé a odiar al Universo y su maldito monopolio, vendiéndome lo que quiera o pueda, bajo sus términos y condiciones, en formas y horarios totalmente absurdos, pero bueno... compré como borrego que compra fé cada domingo. 

Pagué con todos mis deseos, tragos, cigarros y pensamientos para superar esta estúpida ruptura de corazón, esto fue lo que me dio a cambio: un empleo nuevo después de estar felizmente desempleado por 3 meses y un virus. No cualquier virus, no un virus de computadora, un virus de esos que mientras ardés en fiebre, la única parte de cuerpo que no siente que se quemará es la que está pegada al inodoro, puro idiota.

Era como si mi organismo estuviera jugando Twister, lotería o algún juego de azar que me ordenara que debía hacer; si agarrar la cubeta para simular el efecto del exceso de alcohol, sentarme sobre el trono a esperar que desembocara el Río Las Vacas, quedarme dormido hasta tener horribles sueños inspirados en la fiebre o sustituir los piquetazos de corazón por verdadero dolor físico dentro de mi estómago.