jueves, 28 de junio de 2012

La ciudad del robot (II)

Si pudiera ser un maldito cínico desalmado que ronda con siniestras intenciones entre la piel y los huesos fuera más fácil.

Surfear la cotidianidad y la rutina, esquivando desamores, desilusiones y fuertes sentimientos humanos. Ser simplemente un maldito robot que no se quema por dejar hasta la última gota de creatividad limitada por la mediocridad voluntaria de sus jefes. Sin quejarse de la idiosincrasia torcida que sostiene a la clase media.

Nada. Ser aquel supuesto que hay que ser, sin comer, ni dormir, ni preocuparse por los gustos o enterarse de los gustos de los demás. Abosultamente nada, simplemente un montón de hojalata y circuitos representados por un número que sea exactamente TODO lo que nuestros padres, profesores y estrellas rebeldes de televisión esperan que seamos. Difícil de creer que las nuevas generaciones sean moldeadas con una cantidad mínima de valores, como si los estuvieran preparando para ser robots padres de familia que trabajan todo el día en una oficina sin venitlador.

Que el futuro, el miedo y la incertidumbre sean variables tan fáciles de despegar como el chicle debajo de un escritorio.

Pero no puedo... Sigo siendo un simple humano que se emociona con un mensaje de texto, se ríe con un chiste, se paraliza con una canción o se enoja con la gente estúpida. Si tan sólo fuera un robot, todo fuera más fácil.

miércoles, 27 de junio de 2012

Peronia, hard-rock city

Trabajaba en una agropecuaria para aquel entonces. Una agropecuaria importante, donde los viáticos y la buena vida era parte del estándar.

Mi mente se regocijaba con imaginar la grandeza y la diversión efímera de grandes fiestas llenas de sexo, drogas y el mejor tecno de 1993.

Nos íbamos casi cada 15 días a Tiquisate en avioneta o en helicóptero y ya desde ahí el viaje era tuanis. 
Ya sólo llegábamos, a picar la coca, ya tipo 3 de la tarde ya todos en chingadera, vergo de culitos, unos cerotes chimando en la piscina, otros tirados en la grama con la verga parada. Era otro nivel de demencia.


Una vez el ingeniero de la agropecuaria se fue a chingar allá y todo el camino, que era como media hora, nos bajábamos, fácil-fácil, dos de etiqueta roja. Llegamos y directo a la cantina del pueblo, vaa vos, y como vos sabés que en los pueblos, el putero está a la par de la cantina. Fuimos y sacamos a todas las putas, cien varas por cada una, puterío loco el que llevábamos, todas en el carro, ahí chupándole la verga a algunos, otros metiéndoles mano pero las pisadas eran vivas porque entre paja se daban 2 o 3 tubitos de coca.


El camino hasta la finca eran como unos... 5 kilómetros de terracería, jaja (recuerda la escena), los carros cuando los regresábamos, así sin mentirte, apestaban a la cuquita de las pisadas vaa, había polvo regado en el piso, el calzón de alguna puta colgando del espejo y buena chingadera.... Y las putas las pagábamos para el fin de semana, con los mismos viáticos que nos daban pagábamos las putas y la mota, ahí, los que siembran, vos solo vas y les decís que queres mota y te la venden.


Había un don, que en la parte de atrás de su casa, tenía unas plantonas, así de este alto, al aire libre. Saber qué habrá sido, pero le dabas dos jalones de esa mierda y ya andabas volando, por las nubes. Con lo mismo de los viáticos pagábamos todo, el libe, el hartazón, las putas, la mota... Buena chingadera, dos días de puras fiestas y orgías al aire libre.


Esa vez que iba el ingeniero nos dijo que cargaba... Estas que le dicen "calienta vacas" y que ponía a las wisas bien excitadas. Aquellas ya andaban hasta el culo de tanta coca y whisky que se habían sampado, pero vos sabés compadre que uno en sus demencias hace lo que sea. A la más bonita, le partimos media pastilla y se la llevamos en su trago y se lo tomó como la mitad de un sólo, al ratito, sin hablarte pajas ni ni mierda, la pisada empezó a denudar y las chiches bien paradas, puntiagudas. Todos creíamos que a la piscina iba pero la pisada va de tocarse la cuca estaba y ahí sin más fue uno de los que no estaba tan a verga, se baja el pantalón y se pone enfrente para que se la chupe y va de chupársela, pero la pisada lo que quería era recibir.


Has visto esas sillas de piscina, ahí pusieron a la pisada, bien caliente estaba y ya toda la mara bien a  verga, además recordate que son putas, ya ni gusto le han de sentir.
Entre 3 la pusieron y le daban peor que película porno. Se rolaban los lineazos mientras se daban a la puta y ella insaciable, mirá. Para decirte que éramos 7 y hacíamos tandas para rolarnos los hollos de la pisadita. Hasta las demás putas se quedaron como... En shock porque nunca habían visto que se pusiera así.


Y el cerote del ingeniero, le da la otra mitad a otra de las putas que andaban por ahí y que se pusieran a chimar entre ellas y empiezan y atrás de cada uno, 2 pisados dándoles por el culo. La primera ya le estaba pasando la calentura, pero la segunda que tenía unos menos de 20 gritaba como loca la pisadita y todos va de darle, algunos huevudos hasta chupándole la cuquita estaban. Ya le daba algo, al ratito se calmó y se quedó ahí en la silla y empezó a echar espuma por la boca.


Puta, ya nos tronamos a la wisita, pensamos todos. Los majes agarraron onda, menos uno que le seguía dando a la pobre pisada, ahí toda echa lata en la silla, con espuma en la boca. Al fin como que medio se dio cuenta y se quedó fumando en la grama.


Le dimos vuelta y entre 2 la empezamos a bombear para que vomitara y no vomitaba. Todos ya bien a verga, unos palideando, otro cerote salió corriendo, en bolas, con el chile parado y llega con una pala y nos dice "enterremos a la puta", en esas estábamos cuando al fin echó todo.... Y eso fue el viernes, el sábado se ponía más chingona la mierda. Mañana te cuento el resto de la historia, compadre.

martes, 26 de junio de 2012

Peronia, Rock City


Desde hace tiempo me quedó clarísimo que las drogas son un denominador tan ridículamente común, que es idiota tratar de llevárselas de diferente sólo por fumar monte o darle a la poiss.

Me di cuenta que mis "grandes" experiencias no eran ni mierda a la par de su historia más suave.
Detrás de un carro de lujo, una casa perfectamente diseñada y una esposa de revista junto todo a los accesorios de maternidad no hay grandes historias, ni grandes triunfos, ni grandes fortunas emocionales a pesar que tengan una chequera con problemas prefechados por pagar.

El maje, (como él mismo describiría a cualquier otra persona) me contó 3 experiencias dignas de ser representadas por actores mediocres de Hollywood o dignas de ser escritas por un escritor de tercera como yo, sin embargo, fueron 3 historias resumidas de primer orden. Épicas de principio a fin dentro de un contexto popular y urbano.

Lo que menos esperaría de un contador es que sea un gran contador de historias, sin embargo el maje había tenido wisas, varas, chingaderas y loqueras en puta que ninguna de las historias más alocadas se acercarían a ese nivel de demencia.

"Yo soy otro nivel de lunático, ya con 5 hijos y yo seguía la chingadera, pero ahora ya empecé a agarrar onda" - mientras me mostraba su dosis diaria de moises que llevaba cuidadosamente empacada en una hoja de cuaderno cuadrículado adentro de su billetera flaca.

Alguien cuerdo, no le hubiera dado cuerda a dos hermanas. Es decir, alguien cuerdo no le hubiera "tronado el ejote" a las 2 hermanas... En la misma cama... Simultáneamente... En un motel... Siendo una de ellas menor de edad... Sólo 14 añitos.
Pero ¿Qué pisados? No sé ni porque me sorprendo. ¿Acaso no creía que la fórmula de la felicidad venía en la diversión inmoral?

Pero no sólo a ellas les "ha masacrado la cuca" como él afirmó. Gran parte de su vida ha sido de billetera flaca y aunque alguna vez cargó buena nave, buen billete y buena coca, buenas culos nunca le faltaron; así como aquella vez que se fueron a un turicentro con sus cuates y las wisas de la maquila y si yo viera, esas pisadas son unas auténticas ninfómanas/maniáticas sexuales expertas den dar placer que al parecer, cada vez que hay fiesta terminan fornicando hasta dormirse en donde la calentura les haya agarrado.

"Una fiesta, así chingona, de a huevo, siempre termina en orgía" (PUTA MADRE, mis fiestas apenas si llegan a agarres de gordas) Pero no es de creer así nomás, no todas las de las maquilas son bien putas porque había una pisadita que vivía cerca de su casa que llegaba cuando hacían mixiles para que la coronaran entre 7.

Creo que olvidé mencionar que los mixiles son una mezcla de cualquier tipo de alcohol mezclado con Orange Crush y que el día que SIETE hombres estaban disfrutando de ella, tuvieron que salir en bolas por 2 cuadras porque la mamá había llegado a la casa.

Cuando sea grande voy a ser como él, si es que tengo los suficientes huevos para hacer algo de ese calibre.

Y según yo la fiesta de mi cuadra era la mera verga del tirgre.








domingo, 10 de junio de 2012

La ciudad del robot (I)

Si fuera un robot... Todo fuera increíblemente más fácil.

La existencia es tan relativa y tan frágil sobre todo en una ciudad como la nuestra, donde las inseguridad está a la orden del día, en todos lados, hasta en el centro de nuestras almas. Como si no fuera suficiente vivir con los hombros tensos y los dientes bien apretados mientras vamos en la calle, esperando regresar a casa en una pieza, sino que hay que lidiar o ignorar una lista de inseguridades personales instaladas desde que somos niños, que gritan por salir en cada situación donde haya que tomar decisiones importantes o ligeras.

Por eso prefiero tomar el alcohol bien en serio y mis responsabilidades con poca seriedad. No quiero aspirar a grandezas ni a cocaínas; detesto la ambición y los vicios me llaman para coquetearles sin embargo, en un triángulo amoroso donde está la muerte y la depresión no hay espacio para mí.

No quiero esforzarme, al menos no en una ciudad donde pocos son los que se creen humanos y aún menos los que en verdad son humanos. No voy a esforzarme en una ciudad donde tengo más de lo que necesito, menos de lo que deseo y justo lo que merezco.

Podrían llamarme mediocre con toda razón aunque sé que la mediocridad es el éxito de los que hacemos el mínimo esfuerzo.
Sólo hay que voltear la cabeza para encontrar a aquellas personas que construyen imperios ficticios tan grandes como su charlatanería, donde todo está lleno de riquezas, logros, éxitos y son tan inmensos que el único lugar donde podrían caber tales imperios son en una imaginación tan pequeña como la de ellos.

Los ricos evaden, los pobres evaden y termina pareciéndonos tan natural como el terreno baldío de Petén.
Todos los meses algún grupo de inconformes tratará de sorprendernos bloqueando las calles en señal de manifestación, ofreciendo toda su mediocridad y a cambio de soluciones tan utópicas como la paz en las zonas marginales.

Y se vuelve tan cotidiano una manifestación como un cuerpo descuartizado en una bolsa negra. Se vuelve tan normal la ira como los cielos grises de junio. Nos va pareciendo tan común un ambiente sin suelo para sembrar, sin agua para tomar y con lluvias tan espesas como el odio, la frustración y la hostilidad que carga la atmósfera de casas, oficinas, carros y buses.

En esta ciudad hay amor y hay drogas, personas drogadas de amor y personas amando las drogas. Quizás no sean tan diferente si el amor es la droga; los cariños las dosis; el enamoramiento la adicción y la ruptura el síndrome de abstinencia, al final, quienes nos enamoramos o drogamos lo único que buscamos es engañarnos para vivir en un mundo fantástico, menos gris; lleno de colores. Por suerte yo soy tan mediocre y tan poco ambicioso que me conformaría con ver esta ciudad sin baches.