lunes, 23 de agosto de 2010

Bizarridad en familia (I)

"How bizarre, how bizarre"

- Ok. So listen... yo iré visitar casa tuya y tuya familia estas días Semana Santa.
- Jajaja tienes que mejorar tu español. We'll be waiting for you in the airport.

Karla venía de un hogar desintegrado. A la mitad de sus 20's ya había vivido más del doble que cualquiera en este valle.
Extrovertida, americana, fármaco-dependiente, inestable y con un historial de abuso de drogas que hacían de su estadía tema para hablar y huir.

Huir era la palabra clave en aquel caluroso y corto verano que aplastaba nuestra jungla gris. Que mejor lugar para huir que un pintoresco pueblo a las orillas del lago Atitlán en donde el tiempo avanza y se estanca al mismo tiempo. Todo depende si uno decide ir a visitar o ir a vivir.

Todo empezó ese día; un día antes de la Semana Mayor. Mientras buscaba en Google Maps la mejor ruta para llegar al hostal de sesenta quetzales, oía como su hermano mayor, endulzaba tímida pero 'embusteramente' el oído de su prima Karla con palabras de casaca. Oyó decirle que no tenía que pedir por besos... Sólo tenía que ir por ellos. Así pasaron un rato entre casaca y risas picaronas hasta que ambos sucumbieron, en esa habitación ajena. Produciendo el único, irrepetible e incofundible sonido de saliva mezclándose con violencia y deseo. Pero eso sólo fue el principio... Lo que estaba por llegar iba a ser lo realmente impactante.

Ninguno de los amigos o familiares de confianza creían la historia del hermano menor y no era por ser un mentiroso sin escrúpulos y estar contando otra de sus historias inventadas, más bien, era porque no imaginaban como alguien como el hermano mayor, de reputación intachable, con una relación amorosa estable tipo-fachada haría algo semejante. Las visitas a la antigua guarida del hermano menor, ahora convertido en una especie del templo a los antidepresivos favoritos de Karla, eran frecuentes por el hermano mayor.

Un día antes que Karla regresara a la Tierra de la Libertad y el Hogar de los Valientes, la empleada doméstica preocupada no encontraba al hermano mayor. ¿Dónde se habrá metido? Su carro seguía en el garage. Ahora la mamá se une a las búsqueda de Alberto, igual que la empleada, hasta que le dice que deje de preocuparse por Alberto, pues estaba en el cuarto del hermano menor con Karla dándose la revolcada prohíbida más sabrosa y tentadora que jamás hayan tenido. Era un delirio, probar carnes extranjeras, lo mejor de ambos mundos: el sabor latino mezclado con un steak bien cocido; cambio de posiciones, condón de color y lubricante de sabor con gemidos, sudor, violencia y orgasmos múltiples. Así lo imaginaron las 2 espectadoras detrás de la pálida puerta blanca imitación de madera.

Lo crudo y difícil, fue explicarle al hermano menor como su cama ahora tenía 2 resortes saltados. La habitación nunca volvió a ser la misma, la casa siguió su ritmo de peleas, tareas, alegrías, gritos y enfermedades. Nunca se volvió hablar del tema y en las mentes todo quedó amontonando como otra historia de fornicación entre primos al estilo vídeo de YouPorn.



1 comentario:

  1. JAJA bueno bueno bueno

    de: tonyhawkchallenger discretovomitante

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