domingo, 26 de junio de 2011

Pequeñas victorias

Victoria era el nombre de la "amable" cajera del prestigioso banco Letra&Letra en una de esas agencias que pasan desapercibidas.

En este acelerado mundo una tarjeta de crédito auxiliar sería el bote que mantendría a flote a los hermanos por las próximas 2 semanas mientras sus padres estaban de viaje en algún exótico lugar del otro lado del mundo.

3 intentos desde un iPhone4 no fueron suficientes para poder activar la tarjeta nunca antes usada. Ya saben como es eso, un día funcionan y al otro se vencen cual leche de abarrotería.
Ya enojado, en plan de pelear o activar su tarjeta fue a la agencia y pidió la activación. Llevó los recibos de agua, luz y la cédula emplasticada como suponía que pedirían como requisito.

Exigió la activación y Victoria la denegó, tan sólo por no estar seguro si el rectángulo plástico de números resaltados fue entregada en una agencia o por correspondencia.
Él no tenía ganas de pelear, así que sólo dijo:

"¿y creés que pintándote los párpados de 3 colores diferentes casi hasta las orejas te vas a ver menos gorda?"

Se levantó y se fue, no sin antes empujar la silla. Tan sólo vio por el rabillo del ojo como Victoria se quedó estupefacta. Empezó a oír el llanto disimulado mientras atravesaba la sala de espera para llegar al policía de la puerta quien le colgaba una escopeta.
Un poco después que presionara el botón de "unlock" sale el gerente de la tienda corriendo, con cara de preocupación diciendo que por favor pasara, que el problema sería arreglado de inmediato; sin embargo el cuenta-habiente estaba tan molesto que solo gritó "SHO" sin ver siquiera quien era. Subió a su carro y se marchó rechinando llantas.

Poco después la tarjeta estaba activada. Fue en vano, pues las 5 cuentas de la familia y de los 2 asesores que sumaban una cantidad estúpidamente grande para estos estándares tercermundistas fueron retiradas la semana siguiente.

El banco comió mierda, Victoria siguió siendo gorda y estúpida y ellos siguieron viviendo su vida de lujos y consumismo con tarjetas de crédito de otro color.

domingo, 19 de junio de 2011

Demasiada vida

Tanta vida para no pensar en muerte. Demasiada vida para pensar en la muerte. Demasiada vida como para pensar en la muerte. Tanta muerte para querer vivir, una y otra vez.

viernes, 10 de junio de 2011

Experimento: usar BlackBerry por una semana

Como dije antes, para entender las cosas hay que vivirlas.
Una cosa lleva a la otra y últimamente han pasado muchas cosas, al menos en mi mente, estoy a la espera que eso "lleve a la otra".

Decidí usar una hermosa BlackBerry curve -de esas que todo mundo tiene- con el fin de saber el por qué de la alienación, el engase y la dependencia del smartphone.

Hasta el momento ha ido sacando varias conclusiones. Aún me hace falta concluir qué pasará... Lo único que puedo decir hasta el momento (y creo que será base de mi conclusión final) es que es la herramienta más poderosa de cusquencia-casaca de lo que llevamos en este siglo.

Empieza a cobrar sentido la alienación y el ignorar sino a todo el mundo, al menos la persona quien trata de mantener una conversación de persona a persona...