jueves, 18 de junio de 2015

Donde [las] p*tas

I'm such a good good boy
I just need e new toy
I tell ya what, girl
Dance for me, I'll keep you overemployed
Just tell me a story
You know the one I mean
Motley Crue - Girls Girls Girls

— Me llamo Victoria y quiero hacerte compañía, ¿te molesta si me siento?

Ir 'donde las nenas' nunca ha sido lo mío. Me hace sentir como un fanático arrepentido de haber ido al estadio solo para estar más cerca de lo que nunca conseguirán: Victoria.

Las 'bailarinas' son una realidad traspolada en nombres falsos con el fin único de inflar el ego fálico de los ambiciosos que no parecen tener suficiente con la pornografía. Yo soy un conformista tacaño que disfruta evitarse la incomodidad de tener que inventar qué hablar para que una puta no se sienta aburrida sin más remedio que estar ahí a cambio de tragos de 12 dólares, porque eso es lo que hay... Y porque si las tocás aunque tengás las manos heladas por la cerveza, le hacen tantas ganas por atenderte como un agente de call center recibiendo llamadas de rednecks en el turno de las 3am.

Muy mula o muy bueno. En este mundo de buitres ninguna de las 2 es buena, sobre todo cuando tratás con embajadoras del Diablo.

La  verdad, es que soy de esos románticos que prefieren  un six-pack y escoger un video BDSM de 12 minutos con la tranquilidad de saber que no tengo que hacer nada más que lo que yo quiera (o lo que pueda).

Pero que yo fuera a gastar Q. 6,000 en una noche para comprar una botella de Whisky, arrastrar una plática forzada con alguien que se restriega coca en las encillas para tener hasta 30 minutos de mal sexo en un cuarto de paredes rosadas mientras ella se lima las uñas... ¿Dónde putas?

Victoria se levantó y se fue. Creo que fue mala idea contarle que mi trabajo era tan mal pagado, que la última vez que había más de 100 quetzales juntos, había sido en el juego de Bancopoly. Mi amigo parecía estar disfrutando del baile. El mesero me trapea los pies y pienso que podría ser poesía urbana si el matrimonio fuera opción.


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