lunes, 4 de enero de 2010

Mi amigo/héroe el taxista paquistaní

Cuando un tal 'Dios' cierra una puerta abre una ventana. Una tarjeta de crédito abre cualquier tienda o restaurante, unos cuantos billetes abren bastantes piernas y muchas puertas de taxis que nosotros mismos nos encargamos de "cerrar suave", no 'Dios'.
Fé + tarjeta de crédito + efectivo = mundo

No estaba en el paraiso precisamente, más bien en un infierno primer mundista que se esconde muy bien o que lo ignoré para poder vivir temporalmente lo mejor posible.

Siempre me ha gustado estar solo aunque disfruto la compañía, ese día fue un poco de ambas: Agarré el primer Ford amarillo mal-emplasticado, mal oliente y común que se ofreció a darme una vuelta por la misma ciudad en la que los actores de Nip-Tuck empezaron a podrirse.

Creí que era una especie de cliché, estigmatización o algo así eso que los taxistas son de Medio Oriente pero parece que no, por lo menos yo 'agarré' uno que era de aquellas tierras.

Entre el intercambio de historias me contó que había nacido, crecido y amado Paquistán cuando su hermano, su papá terrateniente quien golpeaba a su ahora madre muerta hasta que su padre se casó por segunda vez, su hermano trabajó para el padre y el ahora taxista llegó a la tierra de las oportrunidades en busca de un sueño y un futuro mejor.
En fin, llegó al país empezó a estudiar, a hacer desvergues y des-hacer su vida hasta que se metió a estudiar ingeniería en sistemas hasta que su padre dejó de mandarle dinero -cosa que causó otro desvergue-padre-hijo más-

El paquistaní se vio en medio de la NADA, sin NADA y con NADA para ofrecer; tenía que decidir -en ese momento fue en el que dije: "chshh... puta, este pisado sin ni mierda, en un lugar donde está solo y aún así le está haciendo huevos.... y yo que no hago NADA bueno por mi vida, no puedo ni decidir que quiero desayunar- siguió contando que a él siempre le habían apasionado los carros, eso me hizo desperezarme y acortar mis bostezos silenciosos de la madrugada.

Siugió contando sus momentos de gloria y sus desaventuras. En la cúspide de su vida en ese país había tenido un BMW 318i asumí que eran del chasis E36 por el año, un negocio próspero de venta de autos japoneses fáciles de vender, entiéndase Acuras Integras; un apartamento con vista al océano y muchas chicas fáciles.

Entre todo me dio un poco la impresión que estaba viviendo las mieles que la Libertad ofrecía: prostitutas, marihuana, cervezas en la 'refrí', carros rápidos y música eletrónica (house para ser específico) al mismo tiempo que sintonizó una emisora de fm y puso en evidencia que las bocinas que traí ese Ford eran más basura que el mismo carro en si.

Continuó y me contó de sus accidentes automovilístcos, de su novia cubana y de su odio hacia los hombrees cubanos, el odio que le tiene a la gente que lo relaciona con AlQaeda, sus trabajos y muchas cosas más... era un intercambio de frustraciones y posibles planes entre un taxista desconocido para mí y un turista estúpido más que era para él en una experiencia cotidiana para el taxista pero totalmente nueva y renovadora para el turista.

Desde esa noche, una de mis más grandes motivaciones ha sido ese taxista paquistaní que no sé más que una parte de su historia y un trozo de su futuro. Gracias a él hice cambios positivos en mi vida que seguramente no habría hecho por mi cuenta... Así que aunque he semi-cambiado creo seguir en nada por seguir los consejos más obvios de un taxista desconocido que se convirtió en mi héroe

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