lunes, 3 de noviembre de 2014

'Freelancear' sin morir de hambre ni llorar (I)


Rebotando de chance en chance
Mi carrera laboral empezó a principios del 2010, cuando fui contratado por una pequeña agencia de publicidad que trabajaba con una cadena de cable en el interior del país. Mi labor era editar y corregir textos en una revista de política de baja circulación. Era un trabajo sencillo y fue ahí donde me dieron el mejor consejo para escribir "solo tenes que poner quién, cuándo, dónde, cómo y si podés pone por qué". Incluso llegué a co-escribir un artículo.





Después trabajé en una oficina gubernamental. En uno de los tantos Ministerios de este país donde nada funciona como se debe. Ha sido el trabajo mejor pagado, pero el más riguroso: camisa y pantalón formal, pelo corto, horario de entrada y salida, informes mensuales, burocracia para pagos y colas para entrar al baño. No todo era malo, el sexo era bueno y abundante — Sobre todo para aquellos que lo buscaban—. Mi contrato terminó y me lancé a buscar trabajo una vez más.



Encontré un trabajo en otra agencia pequeña. Era un trabajo aburrido. Sólo estuve un mes, ni ellos me querían allí ni yo quería estar ahí. En poco tiempo reboté a otro trabajo. Una supuesta corporación donde mi jefa era una compañera de la Universidad. Impostores totales, endeudados y malas personas. Ha sido de los peores trabajos por los que he pasado y por si fuera poco, quedaron debiéndome, pero nunca les cobré. Me daba pena cobrarle a personas que estaban más fregadas que yo. Al final, la empresa quebró poco después que me auto-despidiera.


Empecé mis primeros gigs como freelancer sin mucho éxito. Encontré otro trabajo 3 meses después. Era una agencia de Cuentas Clave de la Cervecería Centro Americana. Fue donde más aprendí. Era un trabajo duro pero satisfactorio cada vez que aprobaban un diseño. Estuve 6 meses hasta que me despidieron. Me hicieron creer que fue por incompetente, pero fue porque no podían seguir pagándome. Afortunadamente, 2 días después de ser despedido fui llamado a una agencia digital en la zona 14. Estuve ahí 10 meses, hasta que nos despidieron masivamente porque vendieron la empresa. Y porque mi ex-jefa es judía.



Estaba harto de los jefes, las rutinas, el tráfico y los trastecitos plásticos que guardaban como un templo el tesoro de mi almuerzo. Necesitaba 'freelancear' y lo necesitaba pronto, me estaba quedando sin dinero para las cervezas del fin de semana.


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