lunes, 14 de mayo de 2012

Actos de amor



Un motorista y su acompañante avanzan entre los carros mientras los conductores observan temerosamente por el retrovisor izquierdo.

Llegan hasta el paso de cebra y el semáforo sigue contando tranquilamente de atrás para adelante, sin preocupación alguna.

9 segundos antes que el semáforo les diera libertad de movimiento limitada, el acompañante baja de la moto, abre su mochila promocional de Tigo y abre fuego deliberadamente con un arma automática contra todos los carros que su vista le permitía ver. 

El agente de Emetra se esconde detrás de su moto verde, con las manos sobre la cabeza, rogándole a Dios y la Sangre de Jesucristo que lo proteja para volver a abrazar a su esposa e hijas. 

Los transeúntes corren despavoridos a esconderse detrás de los teléfonos públicos y los carros sobre la avenida empiezan a frenar desesperadamente con las luces de emergencia encendidas. Algunos salen a buscar refugio en los locales cercanos mientras otros quiebran en llanto, paralizados del miedo, debajo del timón. 

10 segundos después todo había terminado. El mofle de la moto rompe el silencio y no fue hasta un minuto después que poco a poco, los típicos héroes empiezan a bajar a los heridos de los carros, atender a los que sufren de shock nervioso y a hacer llamadas a la PNC teniendo una ciega fe que estos atraparán a los maleantes. 

Sonora y Emisoras Unidas llegaron antes que las ambulancias, a pesar que todo ocurrió a media cuadra del Centro Médico. Según declaraciones de los médicos, estos no podían atender a tantos heridos, sin embargo, en fuentes extra-oficiales se reveló que dar tanto servicio gratis podría representar grandes pérdidas para la empresa. 

La gente llora, vomita, tiembla del miedo. Sufren. Metal retorcido de los carros chocados y cuerpos sobre las aceras. Sangre chorrea hacía las alcantarillas. Hombres con camisas salpicadas llevan cuerpos de niños, hombres y mujeres sin vida hacia la entrada del Hospital y del autoservicio de McDonald's. 

Alentados por las trágicas noticias, los empleados de los alrededores se hunden en miedo. Maldicen al país, al gobierno actual y al gobierno anterior por la inseguridad. Depresión, ansiedad e incertidumbre. 
Cientos de cónyuges desesperados colapsan la red telefónica  por saber el paradero de sus seres queridos. El sistema vial es aún peor. 

Como una réplica, 2 bombas explotan dentro del edificio Sixtino. 
Una lluvia de finos cubren casi todo el parqueo. Desde la calle la gente continua viendo horrorizada el espectáculo más trágico de todas sus vidas. 

El edificio prende fuego. Un grupo de personas en el penúltimo nivel agita los brazos y ruega por auxilio sin saber que los bomberos tardarán al menos 40 minutos para llegar, a pesar que haya una estación sobre Los Próceres y otra en El Trébol. 

Los negocios bajan sus cortinas metálicas y esperan que todo termine cuanto antes pues lo único que quieren es regresar a su casa, tomar un trago, abrazar a su familia, llorar o agradecerle a Dios por seguir vivo en este país tan bendecido. 

Las personas del edificio insisten en saltar. Las llamas son demasiado fuertes como para seguir esperando. En el parqueo, la adrenalina y el ingenio crean el mejor plan posible: juntar cuantas cajas les fuera posible y luego cubrirlas con suéteres, camisas y hasta calcetines para amortiguar el golpe. Sabían que no era suficiente, aún así, lo hicieron de buena fe. No les importó dar su camisa de 500 quetzales o la polo que la empresa les "regalaba".

Uno a uno fueron saltando. Primero saltó la secretaria de una importante corporación financiera. Murió instantáneamente al impactar contra las cajas. 
Abajo, trataban de disuadirlos para que no siguieran saltando pero fue en vano.

Nada podían hacer para evitar que siguieran saltando. Las 6 personas murieron.

La ciudad tardó más de 10 horas en recuperar su curso normal. Existía esa sensación de luto, tristeza y sed de venganza que era exactamente el mismo sentir, pensar y anhelar del motorista y su acompañante.

Este no fue un hecho relacionado con el narcotráfico o el tráfico de armas. No fue por el robo de un celular o en defensa propia. Lo único que el motorista y su acompañante era un mundo mejor, para ello, que mejor forma que acelerar el proceso de autodestrucción. Enseñarnos que estamos yendo por un camino equivocad o en el que CUALQUIERA con el deseo de matar a todos y cada uno de los humanos por un mundo mejor, es la peor amenaza y el mejor ejemplo.

A la mañana siguiente como acto de bondad, arrepentimiento y perdón, los 2 cuerpos de los jóvenes colgaban de una pasarela en la Aguilar Batrés. Cada uno tenía con un cartel que decía:

"¿QUÉ VAS A HACER HOY PARA
EMPEORAR ESTA MIERDA?"

"SI CREES QUE TODOS SON UNA MIERDA
EXCEPTO VOS, SOS LA PEOR MIERDA
QUE EXISTE"

El siguiente lunes hubo partido de la Champions. Todas y todos salieron contentos de sus casas luciendo sus  hermosas camisolas coloridas en apoyo a su equipo. Chelsea, los amo; Rojos, los amo; Real, los amo; Barca, los amo. 






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