martes, 8 de mayo de 2012

Al punto de la m*erda

Es preocupante pasar más de media hora frente al espacio en blanco que blogger me da para que comenta cuanta estupidez se me ocurra. Pasaron ya otros 10 minutos y sigo sperando que algún rayo de imaginación o memoria se cruce por mi destemplada cabeza y empiece -según yo- a contar una típica historia irónica con un giro inesperado, humano, pelaverguista, sexosa o de drogos por toda la ciudad.

Pero no. Ni siquiera las pocas salidas a bares han sido motivo digno de guardar mentalmente con etiquetas de micro-aventuras o evento grandioso e insignificante. 

No tolero vivir tan ordinaria y responsablemente, no estoy diseñado para eso. Es tan triste ni siquiera estar depresivo y creer que todo el mundo es una mierda. Ni siquiera estoy en plan de MPLV todas y cada una de las cosas en este Universo.

No estoy insatisfecho, ni asqueado, ni sin dinero, ni triste, ni melancólico ni mucho menos pasando por una de esas que le llaman etapas de transición. 

Tampoco tengo tiempo o interés en sufrir maldiciones gitanas. La única goma que he curado en horas de trabajo fue desabrida  y sin mucho alarde. 

Últimamente sólo me dan ganas de agarrar un arma y disparar a lo loco, poner bombas en centros comerciales, atropellar motoristas y NO PUEDO, porque estoy demasiado ocupado siendo responsable estudiando y haciendo al pie de la letra lo que la jefa me diga, sin pelear o refunfuñar, sin presumir que soy un caos o que aparento como que soy la persona más desinteresada en todo. Haciendo tablas dinámicas de Excel, preocupado por fechas de corte, pensando en formas para ahorrar gasolina o planificando las actividades del mes siguiente.

Empezar el día a las 6:00 am y terminarlo a la 1:00 am para volver a empezar a hacer NI MIERDA bueno otra vez, es estar navegando en ríos de diarrea en balsas de popó bajo una disentería. Peor aún es seguir ahí sin cuestionarse siquiera si navegar en ese ríos de mierda llevaran a una planta de tratamiento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dale, comentá sin pena