domingo, 27 de mayo de 2012

Crónica de una ataque no anunciado

La mejor parte de creerme diseñador gráfico es tener casi siempre a la par de mi computadora una lata de Adrenaline y una caja de Nerds. Si la crisis no me estaría pateando directamente en la entrepierna, compraría Red Bull, como en aquellos tiempos dorados.

Después de una lata de Adrenaline y media botella de agua pura la necesidad de manguerear en la fosa es justa y necesaria.

Levanté el asiento del inodoro como todo un caballero y empecé la operación como todo un bombero. Dicen que los hombres y las mujeres pueden hacer las mismas cosas, pero no; así como nosotros no podemos dar a luz, ellas no pueden escribir ni dibujar con lujo de detalle mientras orinan. Ya quisiera ver como escriben su nombre completo sin levantar 'el lápiz' y hacer una estrella para sustituir un punto y final. Ah sí,  olvidé mencionar que puedo orinar en el 98% de las banquetas sin pena alguna.

No puedo ser el único que piense en cosas triviales cuando de orinar se trata, sobre todo si son de esas 'descargas' que duran más de medio minuto. Imagino que la mayoría de la humanidad ha podido experimentar esas orinadas épicas, de esas que hasta te hacen cerrar los ojos, abrir la boca, exclamar mentalmente "aaaaah" e inclinar la cabeza un poco hacía arriba, justo en el momento en el que nos liberamos y nos permitimos crear una conexión Humano-Inodoro a través de eso que comúnmente llamamos pipí

Así que ahí estaba yo, regresando injustamente a la naturaleza el Adrenaline y el agua pura que me había tomado durante la mañana mientras pensaba en como sentía mi vejiga vaciarse. Me dio un poco de risa darme cuenta de eso, haciéndome sentir idiota. Abrí los ojos, vi la ventanita de arriba y empecé a pensar en algún otra tontería.

Me relajé, subí la vista y dejé que la corriente fluyera. Poco se habla de orinar, pero al menos yo no puedo negar que son uno de mis placeres cotidianos favoritos. ¿Cuánta magia no hay en sentir escalofríos y una sensación de satisfacción que recorre toda mi espalda, por una simple ida al baño?

En el baño no era el único. Había uno de esos insectos que salen a pasear en épocas de lluvia. No le puse atención, es más ni lo había notado hasta que sentí algo extraño, como un cosquilleo inusual en mi amigo de toda la vida, a quien cariñosamente apodé Rhonee con "H" y doble "E" porque es único.

Bajé la vista y vi este insecto, posado directamente sobre Rhonee quien había estado dibujando garabatos en el agua.
En general los insectos me asustan, y...  una cosa es es que anden volando libremente por toda la habitación sin molestar demasiado, está bien, eso lo puedo tolerar pero otra cosa es que lleguen a sabotear, atacando directamente al elemento principal de toda la operación.

El Cerebro se tomó  todo el tiempo para advertirme que un insecto se había puesto encima de Rhonee, fue casi como si me dijera: "Speedy, no quiero ahuevarte, pero mmm... creo que tenes un insecto << ahí >> (señalando a Rhonee)"
-  Oh, ¡Gracias, cerebro! [. . .] ¡PUTA ¿QUÉ ES ESA MIERDA?!

El Cerebro mandó la orden de cortar abruptamente todos los suministros de agua. Fue la mejor alternativa aunque no muy efectiva.

El sobresalto de ser atacado por un insecto volador me hizo dar 2 pasos hacía atrás mientras seguía regando las flores imaginarias en el fondo del charco, Rhonee trató de controlar la situación como el campeón que es, sin embargo, fracasó y el caos fue inevitable.

Por su parte, mi enemigo, el insecto volador, voló en círculos hasta esconderse detrás del lavamanos. Cobarde. El karma le escupirá en la cara.

Todo el cuerpo sintió una gran conmoción al ver aquel desastre causado por el ataque del insecto: la parte de abajo del asiento que había levantado tan caballerosamente, el piso, el basurero, el zócalo y una porción  significativa de la parte inferior izquierda de la pared sufrieron un ataque colateral de Adrenaline.

Como última acción de Teniente, el Cerebro, basándose en la frase 'combate fuego con fuego' -"fight fire with fire"- decidió combatir Adrenaline con adrenalina. El corazón entró en la jugada y tiró un comunicado de latidos rápidos para advertirme que había hecho un ligero gran cagadal, mejor dicho, orinadal.

El resto del cuerpo se quedó inmóvil, cuales víctimas que acaban de presenciar una masacre, un terremoto, un accidente o un evento catastrófico. Seguían atónitos, sin poder creer lo que había ocurrido.

Segundos después, cuando pude ver la situación un poco más calmado y darme cuenta que lo que había pasado, caí en la cuenta que un insecto se había parado sobre Rhonee y que por culpa de ese insecto había orinado todo a mi alrededor. Me dio un ataque de risa silenciosa. Afuera, nadie podía saber que estaba pasando, nadie lo necesita saber y por eso, no pude reírme como la situación lo merecía.

Después llegó la parte de la reconstrucción. Con el dolor de mi alma y con el asco que eso representaba, me armé de papel y limpié mi desastre. 

sábado, 26 de mayo de 2012

Violada

3 hombres le metían mano y objetos extraños a mi amor mientras yo veía impotente, sin poder hacer o decir palabra alguna.

Lo peor era que parecía disfrutarlo. Un hombre le decía al otro "dale, dale, dale más" y mi amor gemía a mas no poder. Ya ni sabía que sentir al ver que otros hombres hacían gritar a mi amor más de lo que yo alguna vez lo había hecho.

Tenía todo abierto, habían hombres adentro, atrás, abajo, por todos lados. Se turnaban y cambiaban de posiciones, le decían el uno al otro que viniera a ver esto, aquello o lo otro. Escuché como algo se rompió e inmediatamente empezó a salir un líquido extraño. Hubo un pequeño momento en que los hombres se asustaron, pero siguieron en lo suyo.

Para ellos era algo rutinario de todos los días, ya ni parecían disfrutarlo, pero aún así, tenían que hacerlo. En estos días, chance es chance.

El jefe me hizo pasar a un cuarto mohoso. Me dijo que si quería de vuelta a "mi bebé" tenía que darle una fuerte suma de dinero y regresara dentro de 24 horas si todo salía según su plan. No tenía opción. Vacíe mi billetera y me fui en camioneta, tomé una ducha y lloré por la violada que el mecánico me había pegado.

Sólo espero que mi carro quede bien y no tenga que regresar con el mecánico en mucho tiempo.

lunes, 14 de mayo de 2012

Actos de amor



Un motorista y su acompañante avanzan entre los carros mientras los conductores observan temerosamente por el retrovisor izquierdo.

Llegan hasta el paso de cebra y el semáforo sigue contando tranquilamente de atrás para adelante, sin preocupación alguna.

9 segundos antes que el semáforo les diera libertad de movimiento limitada, el acompañante baja de la moto, abre su mochila promocional de Tigo y abre fuego deliberadamente con un arma automática contra todos los carros que su vista le permitía ver. 

El agente de Emetra se esconde detrás de su moto verde, con las manos sobre la cabeza, rogándole a Dios y la Sangre de Jesucristo que lo proteja para volver a abrazar a su esposa e hijas. 

Los transeúntes corren despavoridos a esconderse detrás de los teléfonos públicos y los carros sobre la avenida empiezan a frenar desesperadamente con las luces de emergencia encendidas. Algunos salen a buscar refugio en los locales cercanos mientras otros quiebran en llanto, paralizados del miedo, debajo del timón. 

10 segundos después todo había terminado. El mofle de la moto rompe el silencio y no fue hasta un minuto después que poco a poco, los típicos héroes empiezan a bajar a los heridos de los carros, atender a los que sufren de shock nervioso y a hacer llamadas a la PNC teniendo una ciega fe que estos atraparán a los maleantes. 

Sonora y Emisoras Unidas llegaron antes que las ambulancias, a pesar que todo ocurrió a media cuadra del Centro Médico. Según declaraciones de los médicos, estos no podían atender a tantos heridos, sin embargo, en fuentes extra-oficiales se reveló que dar tanto servicio gratis podría representar grandes pérdidas para la empresa. 

La gente llora, vomita, tiembla del miedo. Sufren. Metal retorcido de los carros chocados y cuerpos sobre las aceras. Sangre chorrea hacía las alcantarillas. Hombres con camisas salpicadas llevan cuerpos de niños, hombres y mujeres sin vida hacia la entrada del Hospital y del autoservicio de McDonald's. 

Alentados por las trágicas noticias, los empleados de los alrededores se hunden en miedo. Maldicen al país, al gobierno actual y al gobierno anterior por la inseguridad. Depresión, ansiedad e incertidumbre. 
Cientos de cónyuges desesperados colapsan la red telefónica  por saber el paradero de sus seres queridos. El sistema vial es aún peor. 

Como una réplica, 2 bombas explotan dentro del edificio Sixtino. 
Una lluvia de finos cubren casi todo el parqueo. Desde la calle la gente continua viendo horrorizada el espectáculo más trágico de todas sus vidas. 

El edificio prende fuego. Un grupo de personas en el penúltimo nivel agita los brazos y ruega por auxilio sin saber que los bomberos tardarán al menos 40 minutos para llegar, a pesar que haya una estación sobre Los Próceres y otra en El Trébol. 

Los negocios bajan sus cortinas metálicas y esperan que todo termine cuanto antes pues lo único que quieren es regresar a su casa, tomar un trago, abrazar a su familia, llorar o agradecerle a Dios por seguir vivo en este país tan bendecido. 

Las personas del edificio insisten en saltar. Las llamas son demasiado fuertes como para seguir esperando. En el parqueo, la adrenalina y el ingenio crean el mejor plan posible: juntar cuantas cajas les fuera posible y luego cubrirlas con suéteres, camisas y hasta calcetines para amortiguar el golpe. Sabían que no era suficiente, aún así, lo hicieron de buena fe. No les importó dar su camisa de 500 quetzales o la polo que la empresa les "regalaba".

Uno a uno fueron saltando. Primero saltó la secretaria de una importante corporación financiera. Murió instantáneamente al impactar contra las cajas. 
Abajo, trataban de disuadirlos para que no siguieran saltando pero fue en vano.

Nada podían hacer para evitar que siguieran saltando. Las 6 personas murieron.

La ciudad tardó más de 10 horas en recuperar su curso normal. Existía esa sensación de luto, tristeza y sed de venganza que era exactamente el mismo sentir, pensar y anhelar del motorista y su acompañante.

Este no fue un hecho relacionado con el narcotráfico o el tráfico de armas. No fue por el robo de un celular o en defensa propia. Lo único que el motorista y su acompañante era un mundo mejor, para ello, que mejor forma que acelerar el proceso de autodestrucción. Enseñarnos que estamos yendo por un camino equivocad o en el que CUALQUIERA con el deseo de matar a todos y cada uno de los humanos por un mundo mejor, es la peor amenaza y el mejor ejemplo.

A la mañana siguiente como acto de bondad, arrepentimiento y perdón, los 2 cuerpos de los jóvenes colgaban de una pasarela en la Aguilar Batrés. Cada uno tenía con un cartel que decía:

"¿QUÉ VAS A HACER HOY PARA
EMPEORAR ESTA MIERDA?"

"SI CREES QUE TODOS SON UNA MIERDA
EXCEPTO VOS, SOS LA PEOR MIERDA
QUE EXISTE"

El siguiente lunes hubo partido de la Champions. Todas y todos salieron contentos de sus casas luciendo sus  hermosas camisolas coloridas en apoyo a su equipo. Chelsea, los amo; Rojos, los amo; Real, los amo; Barca, los amo. 






martes, 8 de mayo de 2012

Al punto de la m*erda

Es preocupante pasar más de media hora frente al espacio en blanco que blogger me da para que comenta cuanta estupidez se me ocurra. Pasaron ya otros 10 minutos y sigo sperando que algún rayo de imaginación o memoria se cruce por mi destemplada cabeza y empiece -según yo- a contar una típica historia irónica con un giro inesperado, humano, pelaverguista, sexosa o de drogos por toda la ciudad.

Pero no. Ni siquiera las pocas salidas a bares han sido motivo digno de guardar mentalmente con etiquetas de micro-aventuras o evento grandioso e insignificante. 

No tolero vivir tan ordinaria y responsablemente, no estoy diseñado para eso. Es tan triste ni siquiera estar depresivo y creer que todo el mundo es una mierda. Ni siquiera estoy en plan de MPLV todas y cada una de las cosas en este Universo.

No estoy insatisfecho, ni asqueado, ni sin dinero, ni triste, ni melancólico ni mucho menos pasando por una de esas que le llaman etapas de transición. 

Tampoco tengo tiempo o interés en sufrir maldiciones gitanas. La única goma que he curado en horas de trabajo fue desabrida  y sin mucho alarde. 

Últimamente sólo me dan ganas de agarrar un arma y disparar a lo loco, poner bombas en centros comerciales, atropellar motoristas y NO PUEDO, porque estoy demasiado ocupado siendo responsable estudiando y haciendo al pie de la letra lo que la jefa me diga, sin pelear o refunfuñar, sin presumir que soy un caos o que aparento como que soy la persona más desinteresada en todo. Haciendo tablas dinámicas de Excel, preocupado por fechas de corte, pensando en formas para ahorrar gasolina o planificando las actividades del mes siguiente.

Empezar el día a las 6:00 am y terminarlo a la 1:00 am para volver a empezar a hacer NI MIERDA bueno otra vez, es estar navegando en ríos de diarrea en balsas de popó bajo una disentería. Peor aún es seguir ahí sin cuestionarse siquiera si navegar en ese ríos de mierda llevaran a una planta de tratamiento.