miércoles, 10 de abril de 2013

Chococita con mi chocosita (I)

— ¿Qué hiciste el sábado? ¿Saliste con la pisadita aquella que me habías contado?
— Pues... Sí, sí salí con ella -le dije mientras miraba mi vaso con la cabeza hacia abajo-
— Sho. Contame marica. ¿Te la socaste al menos?
— Pues... ¿Qué te digo? No era para nada lo que esperaba.
— Hueco sos.

Tenía tanto Villa Nueva en mi sange que tenía alterado por completo mi percepción y mis gustos. Mi sentido del tiempo, el espacio y la colectividad se habían ido en el último Transmetro, estaba echado a perder, estaba en la purisísima mierda. Me había convirtiendo en ese mounstuo que alguna vez me dio asco. Ese monstruo que maneja con los vidrios abajo y el volumen hasta arriba, usa gorra, toma en las gasolineras y considera mucos a todos, excepto a uno mismo.

Desarrollé un gusto musical amplio en materia de reggaetón y bachata que hasta mis vecinos se sorprendieron al ver que era yo el grandísimo douchebag que entraba a la colonia con las bocinas reventadas de rimas románticas y asesinas del mejor reggaetón de los útlimos 6 meses. Llegué a bachatear de lo más sabroso en Parejas y algunos otros bares escondidos, casi de culto, de la zona 10 donde las mismas prostitutas de pies cansados llegan a relajarse y tomar un trago después de una extenuante jornada bailando al rededor de un poste metálico grasoso. En etsos lugares los majes son pieza y tiran ráfaga. No es difícil conectar si cargás varas... O si tus viejos te dan varas y buena nave para aparentar algo que no podrías ser ni en unos 10 años. 

Antes de entrar a un decadente bar a la par de Los Próceres y después de vomitar mis Gauchitos y un cubetazo en el parqueo, le hice la promeras a mis 2 primos (quienes de familiar o parecido no había nada. Era solo la maña de hablar con la jerga de Jutiapense para encajar con 2 ebrios más) que esa noche iba a conectar algo, aunque fuera una pisada gorda y fea.

-en el tono más ebrio, les grité balbuceadamente- mire primo... Usted... Useted no se ahueve por las varas, porque... que acá las varas las cargo yo y sino... Sino... Socamos tarjetazo, además, además, además.... Además ustedes se ven así... Meros rexes, a la hora de los vergazos, se ven gallos. La onda es VAMOS A CHINGAR. DALE UNO DO TRE CUATRO. -y sí... Ahí estaba bailando cual Pitbull a media banqueta-. Estaba mal. Estaba muy mal. Debí suponerlo cuando empecé a imitar a Pitbull y más tarde a Shakira. 

Pero ¿Qué carajos iba a saber yo que estaba a punto de encontrar a la persona que me consideraría el amor de su vida?

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