Es el final de una fiesta en un pueblo perdido de Jutiapa, Jalapa o uno de esos lugares donde todos usan sombreros, armas y picopones.
Hay disco en vivo y el DJ se luce con los éxitos de K-Paz de La Sierra.
¡Pero te vas a arrepentir! corean los sobrevivientes más gallos que aún están bailando en la pista con sus mujeres de botas. Todos van de izquierda a derecha en pequeños pasitos, probablemente por obra y gracia del pericazo.
Un joven en sus veintitantos con jeans, camisa de cuadros y botitas pequeñas (casi graciosas) se me acerca a donde estaba sentado. Lo vi venir desde el centro de la pista, cubierto por líneas de luces laser verdes y rojas y lunares de luz morados.
- Papito, ¿Y usted qué putas, es hombre o mujer?
- Pues, soy hombre según mi DPI jaja —me reí nerviosamente, agarrando fuertemente con mis 2 manos el vasito de ron con Pepsi que estaba calentando—
- Le pregunto por el pelo, sino la sacaba a bailar, compa —el se rió en alto inclinado hacia mi, ya borracho, sentí el hálito de energía que trae el alchohol consigo. Retomó compostura, tambaleándose y sosteniendo el sombrero para que no se le cayera, nos hicimos falsos amigos— Salud compa, usted sabe que es chingadera — Brindé, como si no tuviera otra opción.
Las mínimas palabras intercambiadas fueron suficientes para que -el- me levantara de la silla, me agarrara por el cuello (en símbolo de camaradería) y que al aire. brindara por mi y por los rockeros que son bien cerotes dos veces más.
No era la primera vez que me pasaba. Es la cruz de durport que tengo que cargar y no me pesa pero es molesto tener que estar justificando mi sexualidad o mis gustos musicales.
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