jueves, 9 de septiembre de 2010

Historias de casi-amor (I)

Mi primera vez

- Ala es que fijate que conocí a un chavo re-buena onda y es bien lindo porque va ponele que él tiene un hermanito pero es que ayyy es bien lindo porque para Halloween lo disfrazó de Mario y él se disfrazó de Luigi y se miraban re-lindos y salieron en su condominio a pedir dulces pero la cosa es que toda la gente decía como aww que lindos Y ALA tiene un carro bien bonito es como uno de esos pick-ups que hay en la calle pero es como de esos cuadrados que se les puede poner un montón de cosas además su papá es dueño de esta empresa. . .

Aunque traté ya no podía oírla más. Ni siquiera sé porque me lo estaba contando a mí, apenas teníamos un mes de conocernos y las únicas veces que hablábamos era cuando estábamos en clase o cuando me llamaba para pedirme copia de las tareas. Para que les voy a hablar paja, la Malu (de María Lucía) está buena en todo sentido: Nalgas paradas, jeans y blusas de tubo, pelo planchado, una Blackberry, tacones altos y una actitud de chava típica que iba acompañada de un sho-carro, una casa en el puerto y otra cerca de Zona Pradera y todo el dinero que pudiera necesitar; pero me seguía molestando saber que era una chava fresa, estúpida y ordinaria.

Nunca me había pasado, pero ella sintió algo de atracción por mí -al menos eso me gusta creer- y como un suceso extraño, me preguntó si quería estar en su grupo de trabajo para esa clase... Titubié y empecé a hablar nerviosamente sin escoger o pensar bien las palabras

- em... no sé, es que creo que, grupo, si tengo pero... al final saber si aquellos sí o no... am, va si quiere sí. Mejor no vaya a ser que ya no depués. Sí, está bueno.

Después empezó a llamar con la excusa de las tareas pero se quedaba hablando primero por 10 minutos, después por 20 hasta terminar hablando por una hora, preguntando cosas triviales pero suficiente para conocerse. Cada uno sabía el color favorito del otro, música preferida, cuántos éramos en la familia y veces que habíamos tenido sexo, que hasta ese entonces mi cuenta iba en 0 aunque prometió que me iba a ayudar con eso, sin condición alguna, sólo que la ayudara a hacer sus tareas. Terminaba durmiéndome a las 2 de la mañana por "ayudarla" e imprimir sus tareas; Nos conocíamos lo suficiente para considerarnos amigos.

No sabía a que estaba jugando, porque al mismo tiempo que me conocía mas, según ella, me contaba de su futuro novio y agarre.
Un viernes nos topamos en uno de los chupaderos de afuera de la U. Tuvo que haber sido un buen viernes para que haya llegado la PNC.

La verguera y la casaca vienen de la mano aunque al final terminan en una sola cosa: calentura. Para suerte de ambos, los dos ya estábmos en menos de 4 sentidos. Por obra divina de un tequila que entró al lugar clandestinamente, la casaca terminó siendo tan buena que la convencí para llevarla a su casa haciendo una parada estratégica por La Montúfar.

A pesar de la verguera y el bajón de la marihuana, el auto-hotel fue testigo del polvo de sus vidas, increíble, todo tenía color gris-rosa, hasta el día siguiente, cuando entrando al carro un grupo de 3 hombres cuarentones, panzoes y calvos se me acercan para propinarme una taleguiada que jamás olvidaré. La primera vez nunca se olvida.

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