lunes, 1 de noviembre de 2010

Ella y yo; bociná para que no me olvidés

A veces creemos que por tener un carro decente podemos parquearnos mal, insultar a pick-ups que van al CENMA o simplemente sentirnos superiores.

Por un evento social fui hasta San Isidro, unas horas antes de recibir un cabezazo en la boca el cual arruinó más mi catastrófico fin de semana.
Iba acompañado y mis acompañantes iban con dolor de cabeza y síntomas de resfriado, respectivamente; pese a eso, el ambiente dentro del carro fue bastante ameno.

Me tocó ir a comprar las ansiadas Panadol en una 'FA y CO' pasada la Landívar en donde había una señora en un nuevo Mazda 3 mal parqueada. Nos parqueamos del lado izquierdo del carro y cuando estaba por bajarme la señora bocina 3 veces. Todos nos sobresaltamos, no esperábamos eso. Cuando al fin logré bajarme del carro sin topar nuestra puerta con la de esta señora canche-estúpida-que-vive-en-su-burbuja-de-shopping-mantenida-por-el-esposo me dice

- "te estoy tocando, vos"
Me enojé al principio y pensé en insultarla, pero estaba tan contento para ese entonces que sólo le respondí
- "que mal me esttá tocando porque no se siente rico"

Quedó shoqueada. Cerró la ventana polarizada y pude oír como se carcajeaba adentro del carro y yo, aún estando entre nuestro carro y el Mazda 3 de la señora, quedé esperando algo: una reacción. Bajó su ventana y se disculpó con un tono más tranquilo, todavía riendose.

Como sabía que ella iba a esperar una cortesía de mi parte similar a "no se preocupe señora, a todos nos pasa", rapidamente cambié de cara de risa a seriedad y con dedo fálico le dije que aprendiera a parquearse al mismo tiempo que me alejaba de los carros y llegaba a la puerta de la farmacia.

Desorientada y quizás ligeramente más enferma de lo que llegó a la farmacia, la doña se fue. Esa farmacia, nuestra farmacia, nunca volverá a ser la misma ni para ella ni para mi.

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