lunes, 28 de febrero de 2011

Cura para la tristeza (IV)

La sigo extrañando. ¿Acaso no fui yo quien dijo "en esta vida hay que experimentar de todo"?
Mañana empieza la vida que nunca quise pero que debo tener, vivir y experimentar.

No todos los pinceles de mi cuadro pintarán en diferentes tonos de gris, habrán toques de colores que harán de mi obra algo exhibible, al menos para mis padres. En realidad en mi mente seguirá creando un libro ilustrado a colores que no será impreso hasta que un cartón de la universidad me acredite como publicista, o mejor dicho, promotor de la inmoralidad acreditado para cobrar.

Siento que el día está cerca; el día que la vuelva a ver y me desgarre el corazón en otros mil fragmentos. Para cuando eso ocurra yo estaré tan absorbido por el sistema de pelo corto, zapatos lustrados, frustraciones emocionales y éxito aparente traducido en bienes materiales, multiplicado por las responsabilidades de estudiante, trabajador, hermano e hijo, que pasaré desapercibido por ella y yo estaré tan ocupado tratando de ser lo que no soy que ya no la pensaré más.

Puede ser que esto sea lo que necesite.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dale, comentá sin pena