Lo primero que les voy a decir es: me encantó, me gustó, me fascinó. No he querido ver las demás críticas para no cambiar mis ideas al respecto al documental ni al rock, pero salí de esa sala de cine con ánimos, motivado e inspirado para hacer resurgir el Movimiento De Los 90's y llegar al "boom" que todos esperaban en los 90's.
Saliendo de la universidad tipo 9 de la noche, decidí ir a ver el/la documental, esperando ver buenas escenas del rock chapín, más no esperaba tanto. Fue mucho más que eso. Hubo ciertos aspectos con los que me identifiqué de inmediato, como el desagrado por ser publicista por parte de Giovanni Pinzón o el gusto por la arqueología de Neco y Guille, si no recuerdo mal.
Es obvio que el filme saca uno o dos suspiros, incluso para aquellos que NO pertenecimos a la época de los 90s aunque la recordamos como parte de nuestra niñez (y no de nuestra adolescencia).
Lo importante de todo esto es que El Movimiento de Los 90's, las grandes y pequeñas bandas contemporáneas vieron el fin de la guerra y era la razón por la que todos peleaban y cantaban en aquella época, siendo quizás Bohemia Suburbana la voz de esa generación. Cuando terminó la guerra, parecía que todo iba a mejorar, por el contrario, todo terminó chocando contra el suelo.
La mediatización, el apoderamiento de la iniciativa privada y la falta de interés del público por lo nacional está haciendo que ese movimiento de Libertad por el cual generaciones anteriores habían dado literalmente sus vidas, lo estemos desperdiciando. Mi generación y generaciones futuras no conocen ni tienen aprecio por bandas tan increíbles que han hecho música de nivel internacional con presupuestos de tercer mundo como Extinción o La Tona, por mencionar algunos.
Hoy en día ya no hay algo que nos una. Las injusticias sociales cotidianas es algo que se vive de la clase media para abajo, mientras que los que estamos desde la mitad hasta la base de la pirámide no entendemos que pasa allá arriba y no queremos averiguar como funcionan las cosas abajo de nosotros. La guerra, triste e irónicamente era el elemento que unía a todos.
Otra cosa que me pareció importantísimo fue, al igual que en la mayoría de las revoluciones, los líderes de ésta no eran de clase obrera, sino de clase pudiente, pero que peleaban por el mismo objetivo: pues el conflicto armado afectaba tanto a los empresarios -secuestros- como al indígena, es decir, todos quedábamos expuestos a merced del ejército y la guerrilla. Ahora la separación entre clases es igual de grande que los índices de violencia y aún así, no tenemos ningún punto en común aparente.
Ojalá, algún día todo esto resurja con el fin de crear una Guatemala unida y que sirva de ejemplo a generaciones futuras que el cambio es posible siempre que se haga de corazón, convicción, sin esperar otra cosa más que la satisfacción de dejar un país mejor, con verdadera Libertad De Expresión.