domingo, 10 de febrero de 2013

Poesía eres tumor, mi amor

— Por favor Josseline, pásenos a la pizarra a cantar algo ya que la vemos tan contenta chateando en su computadora.
— No, disculpe lic, estaba revisando el portal para ver que era lo que había dicho
— Usted canta. ¿o no?
— Sí, pero pues... Que pena
— Pase, así nos demuestra su talento o nos dice qué estaba viendo en su laptop
— (silencio)

Sí, que pase y nos cante algo de duranguense —gritó alguien desde la esquina de atrás—. Todos reímos y la alentamos a que cantara frente al pizarrón. Bueno, yo seguí dibujando tonteras al margen de mi cuaderno. Josseline (Joshi para los amigos) se levantó torpemente por los nervios.

Se paró frente a la clase y seguía riendo nerviosamente. Volvió al licenciado y preguntó qué quería que cantara.
Lo que ud quiera, deléitenos —Le dijo el lic sin dejar de tirar y atrapar el yeso con su mano izquierda, como esperando el fracaso o la vergüenza de la Joshi—

— Bueno... Esta canción la estamos grabando ahorita con mi banda, yo la escribí, espero que les guste.
Ya lo veía venir. Antes que nada voy a contar un poco sobre quién es esta tal Joshi. Joshi era otra "talentosísima" artista que se autodenomina como tal en su bio de Twitter y perfil de Facebook (con más de 4,000 "amigos") quien compone canciones de amor para que los chavos crean que ella es una mujer especial, diferente y de sentimientos profundos. Joshi no va a bares, ni toma más de una cerveza porque cree que es mas divertido cuidar a sus amigos bolos que emborracharse ella misma. Ah, pero si fuma. Fuma los cigarros de los demás. Fuma porque cree que un cigarro con amigos o en la tranquilidad de su balcón son los pequeños placeres que hacen de su vida un regalo divino, pues no cree en las religiones, pero si en un Dios cristiano.

Joshi es la que lleva cuadernos de papel reciclado con las cubiertas llenas de calcomanías punketas-rosadas. Aprovechando el boom del Internet y la mala imitación que el neo-geek chapína, usualmente llega en tights, Vans sin calcetas y un hoodie de Star Wars que cubre su pelo rojo y azul. Es la guatemalan-sweetheart que todos quisieran tener como novia. Los licenciados la aman porque siempre comparte sus experiencias de la agencia de publicidad en la que trabaja, sus compañeros la aman por ser una chava buenísima onda, todos la aman porque es ella y ella lo único que hace es estar buena y tener tatuajes. Ella no solo canta, también toca guitarra, escribe poemas y es fotógrafa. Realmente no es justo para todos los fotógrafos, ni para los músicos pobres y es aún más injusto para los que estamos conscientes que no llegamos ni a la categoría de artisteros —artisteros son todos aquellos que intentan hacer arte pero están conscientes que no son artistas—.

Empezó pues...

"Woh, a través de las ventanas en tu alma
veo la lu-uz (falsetto) de tu ser.
La luz que me invita a ser fuerte y
tomo un trago fuerte de tu ausencia
esperando que tu luz, regrese a mi
camino. Mi corazón no quiere ver.

Ausencia blah blah blah
quebraste mi corazón blah blah blah
blah blah blah fulminando mi dolor
blah regresa por favor blah blah blah"

Todos aplaudimos y yo aplaudí con fuerza por estar perdiendo tiempo en clase al ver como la idiota mal-hipster-tercer-mundista se llevaba toda (nuestra) atención fálica.

Joshi no es poeta. Joshi no es talentosa. Joshi no es música ni es fotógrafa.
Una vez soñé en voz alta mi deseo de ser músico y escritor, la única respuesta colectiva que tuve fue: "TE VAS A MORIR DE HAMBRE". Casi como un condicionamiento, todos los artistas, artisteros y casi artisteros nos vemos reflejados a pintar, cantar, esculpir, escribir, dibujar, bailar, animar o tocar en la forma más desinteresada para hacer ver nuestra labor artística lo más noble posible. ¿Qué otra queda?

No es problema que no haya arte. El problema está en que ahora todos podemos creernos artistas, como Joshi. Si tu arte es mala, podés denominarte "artista conceptual", no importa, basta con 2 junkies que piensen en tu arte como obras descomunales fuera de este mundo para alcanzar el nivel de genio subestimado.

Los verdaderos artistas siguen dispersos en la sombra del anonimato, pintando cuadros por menos de 1000 quetzales, tocando en la sexta porque Arzú hizo la buena obra, vendiendo arte en los miradores por una miseria, mientras Joshi y un tejido de free thinkers destruyen, cual cancer, el sueño de todos los artistas anónimos.

No los culpo, ya quisiera  yo tener el talento para ganar dinero con "arte".

2 comentarios:

  1. Saludos Speedy, primera vez por acá. Leí tus últimos dos posts y me gustaron. Yo he sido uno de esos que ha tocado en la sexta. Eso sí, con sonido y vendiendo cds. El arte no da para vivir, cierto, pero hay que intentar hacer algo bueno. Vos escribís bien, ojalá lo sigás haciendo.

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  2. Gracias :) Hago lo que puedo y sé que me falta mucho. Es bueno saber que hay gente como vs que todavía cree en el arte en este país. Ojalá hayán más así, te deseo éxitos!

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