domingo, 29 de mayo de 2011

Inseguridad e ironía

Abrir Nuestro Diario es el pan diario de historias.
Ya no estamos hartos, sino aburridos de oír las mismas historias. Al menos yo lo estoy. Un carro baleado, un tiendero asesinado por extorsión, un niño muerto por accidente... Siempre impactan pero no es nada nuevo.

No sé si por despistado o por querer seguir descubriendo ese mundo de 'cusquencia-casaca' que tanto me intriga, no he estado paranoico ante tanto riesgo que corro (el cual me acabo de enterar hace 5 minutos) por una historia que me contó alguien cercano sobre un desafortunado joven quien fue molido a golpes hasta vomitar sangre en una famosa discoteca/bar en Carretera a El Salvador. A un amigo le pasó lo mismo, por suerte puso a prueba sus habilidades de cuando era atleta y huyó hasta ponerse a salvo de lo que suponemos eran narcotraficantes, no sin antes haber recibido un golpe en el cráneo con una cadena.

Dicen que en Colombia sucedía lo mismo que acá en Guatemala hasta hace poco, cuando las ciudades eran más inseguras. La regla era: no hablar, no bailar, no tomar y no ver a nadie -menos de mala manera- que no fuera amigo o conocido cercano. Lo mismo sucede acá en Guatemala. Por si no fuera lo suficientemente difícil para los que carecemos de total y completa casaca tenemos que lidiar con que las personas del sexo opuesto tirarán corte más rápido que una bala de Chamalé ya sea por no tener seguridad en uno mismo o por la inseguridad que asedia al país. La inseguridad es la palabra clave.

Me encantaría que este fuera un país más seguro, ¿a quién no? Creo que el 200% de las personas hemos sido víctimas de algún tipo de violencia en esta hermosa ciudad semi-cosmopolita donde los cables de electricidad pasan libremente por encima de casas, personas y automóviles de izquierda derecha sin que nadie haga algo, cuales narcotraficantes fueran. Mientras tanto, prefiero sentirme inseguro, con autoestima insuficiente y misántropo a que terminar muerto por 32 balazos de una Ak-47 camino de regreso a mi casa.

Irónico es que de todos mis pensamientos suicidas, ese es uno de los menos apetecibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dale, comentá sin pena