martes, 17 de mayo de 2011

Solita insólita ciudad (II)

Después del accidente Luis y su novia terminaron a pesar que ya le habían agarrado ese gustito de llegar con olor a sexo a clases. aprovechaban "la hora en blanco" entre el trabajo y la Universidad. Ingeniaron formas, posiciones y lugares para hacerlo. Sin embargo la relación ya no dio para más porque Luis decidió ir en busca de un futuro mejor a un país sin tanto narco tráfico.

Susana, la ahora ex-cuñada de Luis, era la antítesis de aquella novia. Una renegada, desorientada, errática y pelaverguista que vivía por obra y gracia de la manutención de sus padres. Algunos días decidía bailar ska, otros ser una emo-fresa y algunos otros disfrutaba ser una neo-hippie por pasión a las drogas suaves. Le encantaba tomar; un tío y su mejor amiga le habían dado las herramientas necesarias para convertirse en una alcoholista, alguien que toma en exceso por placer. No discriminaba bares ni chupaderos para salir rebotando, tan buenas son las cervezas en Genetic como en Bar La Estación en la zona 21, decía todo el tiempo.

La relación con el resto de su familia era "fluctuante" pensaba ella. A veces era el único lugar donde podía encajar y otras veces la invadía la misma náusea de Sartré.
Yuni era una anglo-guatemalteca de padre diplomático coreano y madre mexicana con 2 años de vivir en esta primavera. 16 años en California le habían dado un perspectiva ampliada de la vida, la diversión, las líneas rosadas aspiradas con billetes verdes y la dulce sinsemilla, motivante de la vida. Por desgracia para algunos y fortuna para otros, Yuni mejor conocida como "la china rica (y rara)" era la mejor amiga de Susana. Un dúo arrasador: una clase mediera asqueada de la cotidianidad y una hija rica, en cuerpo y dinero, hacían llamar la atención a donde fueran. Las cuentas eran pagadas por "la china". Y como no habrían de serlo, con esas pequeñas pantalonetas y esas blusas cortas que daban antojos a todos los hombres de tomarlas por la cintura y sentir esa piel suave, inocente con etiqueta de "corrómpeme".

Se conocieron en el colegio. Yuni sintió atracción lésbica inmediata por Susana el día que la vio pintándose las uñas de negro y rosado al otro lado del salón en la clase de Socioeconomía. Al poco tiempo descubrieron una atracción lésbica mútua y un horrible engase por Muse. En los recreos intercambiaban anécdotas y deseos de vida. En un día gris y rojo en el calendario femenino Yuni confeso su amor por las drogas, en especial por la marihuana. Susana sin pensarlo 2 veces le pidió algo de esa hierba para experimentar la desmaterialización de su alma, aunque fuera por un día; su amiga aceptó.

Al sonar el timbre, Yuni y Suana abordaron el segundo de tres carros agrícolas negros idénticos estacionados en fila. Ese fue el día en que Susana experimentó por primera vez el poder del humo atravesar mente y alma. También fue el día de su primer beso. Descubrió una poderosa mezcla de placeres.

Susana sentía que debía vivir permanentemente elevada arriba y mojada abajo. Una noche calurosa no soportó más, fue a su escondite, sacó el material y forjó un cigarro gordito y ducle en papel de chicle rosa. Se recostó y dio lumbre a su boleto. Inhaló fuerte por la boca y sin darse cuenta, una pequeña hierba mal cortada, aún encendida, cayó en la cama.

Agitó su mano de izquierda a derecha tratando de disimular el olor. La agitó en un rango más abierto cuando vio a través de una escuálida luz colada por la ventana un humo más denso.

Aturdida jaló un hilo que encendía la lámpara de su mesa de noche. Taquicardia. Tomó una tela al azar del suelo pegándole a la creciente bola de fuego. Escepticismo. Corrió al baño, tomó el vaso de agua con que se lavaba los dientes algunas noches y al regresar encontró una cama cubierta en llamas que crujían.

Clarita, la empleada doméstica, llegó corriendo, gritando "la cama de la nena prendió fuego, la cama de la nena prendió fuego" olvidando que los jefes de la casa estaban en una convención de empresarios en Costa Rica...

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