Se pasó medio año y una pizca para llegar a este domingo como el día de descanso extra después de 2 días de frescura, locura y cajeros automáticas vacíos.
Es el mismo síndrome de domingo que en febrero, sólo que con un poco de frío, amenazas de lluvia y humedad que enmohece hasta los huesos.
Sigue siendo domingo y yo sigo sin levantarme de la cama, porque es domingo y porque en julio ya todos nos sentimos cansados de esforzarnos la mitad del año.
ya viene navidad. peráte a agosto y empiezan los jingles pre-navideños hahaha. pero si, comparto lo de la pereza. va en ascenso
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