sábado, 15 de octubre de 2011

Bienaventurados sean los cabizbajos



Salir de un colegio sólo de hombres es un reto. Al menos lo es para los "menos adaptados social mente". (Digamos, muchos de los actuales foreveralones). Tengo raíces de uno de esos.


Siempre que menciono que salí de ese colegio los primeros pensamientos que vienen a la mente son: borrachos, montoneros y calientes.
Claro que tuve muy buenas experiencias con amistades así como muy malas con compañeros y maestras.

Aunque después de tanto tiempo de dejar esos tragos amargos, ya se ve como algo 'gracioso' que quedó en el pasado. Son una de esas cosas obsoletas sin importancia que quedan corriendo en el fondo de la mente.

Hoy me entero que a mi hermano pequeño lo molestan, como era de esperarse, por un juguete que llevó. Es uno de sus juguetes favoritos, el problema es que para un niño de 8 años un osito de peluche es anticuado -por no decir otra cosa-
Me vi reflejado en él. Esa amargura de rechazo y des-adaptación pega más fuerte que el tequila, al que por cierto, por tomarlo muy en serio, me olvido por períodos que tengo un hermano pequeño a quien aconsejar para que sus tragos amargos no sean más que shots cuando tenga edad  y no experiencias demasiado malas que lo desmotiven en un colegio de depredadores.

Siempre tuve todo lo que necesitaba, hasta algunas cosas extras que no muchos podían darse el lujo, sin embargo mi hermano pequeño, ha tenido más de lo que nosotros tuvimos a su edad, a excepción quizás de una infancia en otra generación,  lo que me llevó a pensar que me hubiera encantado haber tenido unos padres aún más gamonales y un hermano que fuera tan genial como para una serie de televisión.

Me hubiera gustado haber contado mis historias de Disney,  de como se jugaba Game Boy, de una cantidad estúpida de juguetes desparramados en un cuarto especial para que cupieran todos, de un papá en carro deportivo o un hermano skater  y así otras cosas que me hubieran hecho encajar cual audífono en iPod pero que nunca conté porque no fue sino hasta años después de mi infancia que las viví, sin embargo, mi hermanito si lo puede hacer y yo sé que una forma de sobresalir, tristemente, es mostrando la cantidad de juguetes, de electrónicos, de 'cosas chileras' que sorprendan a los compañeros para ser parte de algún grupo.

O quizás no, quizás de darle cuanta shit material e inmaterial no necesita lo estaría moldeando en una persona horrible, estándar, común y corriente, que no razona más allá de los titulares y cree las verdades cotidianas sin siquiera cuestionarlas y que al final (yo) sólo  logre postergare un trago amargo doble en las rocas que lo deje inconsciente.

Había terminado la conferencia del mexicano que llegó a la Universidad a hablar sobre Henkel y su 'cultura ganadora' a nivel mundial. El pilar de su éxito estaba en formar esa cultura. El video de reclutamiento mostraba modelitos de traje y agenda viviendo al máximo sin decirnos cuan explotados son. Hombres y mujeres jóvenes atractivos que trabajan en Henkel como esclavos y lucen como conquistadores. 
Perfecto para ganadores, pero ¿qué hay de nosotros que tendemos a perder?. -Y mientras caminaba cabizbajo por los pasillos me encuentro 85 quetzales y 3 tarjetas de crédito/débito-


¡Eso era! No fue hasta en ese momento en que caí en cuenta, que nosotros, los cabizbajos somos afortunados por poder ver cosas valiosas que los "ganadores" pasan por alto y no me refiero a dinero o las cosas materiales, sino cosas que alguien ordinario, ganador, estándar, que sirve tragos amargos no ve porque está ocupado siendo ganador con la cabeza en alto: No distinguen un buen libro, una película diferente, una idea compleja, un simple detalle de la naturaleza o una sutil diferencia en algo o alguien que cambia completamente todo un contexto.

Nunca hubiera sido cabizbajo si en aquellos días de  primaria mi popularidad fuera comparable con la del papa o The Beatles y de serlo, probablemente ahorita no estaría escribiendo este ladrillo verbal sino reflexionando sobre Jersey Shore.
¿Cuántas cosas extraordinarias no hay? ¿Cuántas nos privamos de ver? ¿Cuántas belleza hemos esquivado? ¿Cuánto queda por ver?...

Bienaventurados sean los cabizbajos, porque de ellos es este Universo.



1 comentario:

  1. esta onda está epica. ni más tengo que decir. bienaventurados sea(mos?) los cabizbajos

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