domingo, 2 de octubre de 2011

Tienda de indispensables


Con tantas cosas que necesitamos, pensé abrir una tienda única, diferente y nunca antes vista.
Siempre había soñado con tener un negocio propio de todo tipo: de comida, de ropa, de telecomunicaciones, de transporte y hasta de publicidad pero todo era con el afán de ganar dinero y acumular riquezas.
Este negocio era claro que me iba a dejar una ganancia increíble y más porque no necesité de una investigación de mercado carísima o márquetin de guerrilla de última generación, ni mucho menos grandes vallas hechas por la mente de un quemado artista-creativo al servicio del capitalismo.
Y no, no me refiero a una ganancia monetaria, sino de algo mejor.

Un día simplemente desperté pensando que necesitábamos una tienda que vendiera bienes y servicios que realmente necesitemos.

Quizás no tenía el aspecto de una tienda neoyorquina o parisina, pero los que entraban era porque necesitaba algo y al encontrar lo que buscaba no le importaba que el local luciera peor que cantina tijuanense. Así es la vida, las mejores cosas se encuentran donde menos se espera.

Los clientes entraban buscando cosas específicas:
- buenos días, estoy buscando un par huevos bien puestos
- con mucho gusto, están a la par de los amigos nuevos


Una señora muy elegante, se baja de su camioneta Volvo último modelo, entra al local, se quita los lentes oscuros y me pide una vida nueva.
Le dije que estas se trabajaban bajo pedido y que no tenían garantía ni devoluciones.

Toda clase de cosas cotidianas eran pedidas en mi tienda.
Un atractivo señor de unos 40 años entra a la tienda después de varios intentos y me pide en voz baja "salir del closet". Entiendo que se sintiera apenado con esta sociedad que construimos pero es más común de lo que él creería.

Una jovencita en lo mejor de sus 20's me pidió independencia, sobre todo de sus padres. Le indiqué los tipos de independencia que teníamos y terminó llevándose hasta independencia de pensamiento, algo que nadie había comprado hasta el momento.

Muchos creían que nosotros éramos una especie de empresa dedicada a la resolución de problemas y aunque a mi equipo de trabajo y a mi nos hubiera encantado ayudarles, en nuestro inventario no tenemos productos que oculten la infidelidad o servicios de cancelación de deudas millonarias.

Lo que más intrigaba a nuestros clientes era la forma de pago.
Siempre se realizan dos pagos; el primer pago de anticipo era de miedo, literalmente. Ellos nos entregan todo su miedo y les damos lo que necesitan, como el par de huevos bien puestos o una vida nueva.
El segundo pago hecho al obtener lo que querían, es de gratitud, no sólo con nosotros que realmente es lo de menos, sino con la vida que tienen o han decidido tener.

Les advertimos que lo compraran no funcionaría si no nos dejaban el 100% de su miedo. Por cierto, este luego es vendido a Prensa Libre, Nuestro Diario, elPeriódico, Noti7, Telediario y a veces hasta Fox News nos pide el mejor de nuestros miedos.

Tenemos pocos clientes, quizás porque pocos estamos dispuestos a enfrentar nuestros miedos. Se los digo porque nadie sabe más de miedo y perder oportunidades como yo.

1 comentario:

Dale, comentá sin pena