domingo, 22 de abril de 2012

La droga lo mató (I)

En la colonia de Ismael sigue sin haber seguridad o empleo.  
Siempre nos decía lo difícil que era difícil tener 23, 24 o 25 años, vivir en El Alioto y haber llegado apenas hasta primero básico.

Quienes conocimos al Isma lo recordamos como chingonazo y medio, muy creyente y fiel seguidor del Barcelona y de los Rojos. Sus 3 amores eran el fút, la Iglesia y su mamá, quien había cuidado de él desde que su papá murió por un camión que lo aventó en la carretera a Amatitlán cuando él estaba casi que bebé.

Don Fred además de ser el viejo de Isma, era mensajero y el portero más cabrón que Las Águilas del Alioto han tenido hasta la fecha. Cuando Isma me enseñaba las fotos de Don Fred, me mostraba orgullo por su viejo tratando de hacer frases elaboradas con palabras disque complejas, según él, para que su viejo viera lo inteligente que era y así él también se sintiera orgulloso de su hijo desde el cielo.  

Hablando lo que es, aquel; el Isma, era mero lento y por eso era que le costaba conseguir trabajo o lo echaban rápido.
Un mes trabajó como guardia de seguridad en unos "residenciales" ahí por la Kennedy en la zona 18, pero lo despidieron cuando sin querer disparó su escopeta. Por un tiempo estuvo como lava-carros en la USAC, pero no le gustaba porque le dolía mucho la espalda tener que estarse agachando todo el día. 

Yo tenía ratos de conocer al Isma. 
Cuando mi señora madre era la directora de un banco, le dio chance a muchas personas, incluyendo a la mamá del Isma. 

En aquel entonces, yo estaba wiro y no era tan caca como soy ahora. 
Un día que andaba bien aburrido, jugando en Paint, esperando a que mi mamá saliera de reunión, El Isma se me acercó y me saludó. Yo estaba para vergazos... Y triste, porque ya eran las 6 y mi mamá seguía en reunión, para más chingar, ese día era mi cumple y como todos los viernes, el bus me pasaba dejando a su oficina.

No lo malentiendan, aunque era la directora de un banco y mi viejo tenía 2 trabajos estables, no vivíamos como reyes, aunque aparentemente sí teníamos suficiente dinero para poder ir a tomar una milkshake al Café Viena o comprar Big Macs para llevar. La cosa fue que, ese día era mi cumple y ni mierda, no bastaba con haber tenido un día pura verga en el colegio, haber tenido que soportar a todas las compañeras lame botas que me sobornaban con paletas de sabores que ni me gustaban y calcomanías de Garfield todas chafas sino que tenía que esperar a que la reunión terminara para ir a Mc. 

Desde octubre, las mamás que quisieran podían llevar a sus hijos e hijas los viernes al trabajo. Quizás no parezca mucho, pero ahorrarse un día a la semana en la guardería o un día de no pagarle a una muchacha, es bastante. Por eso estaba ahí el Isma quien no se había ido porque el Vice-Presidente de la junta directiva o algo así les daba jalón al Isma y a su mamá. 

En fin, me sentía hecho shit y el Isma me fue a saludar. Me preguntó que qué hacía. Le conté que estaba pintando en Paint y esperando a mi mamá.
Me dijo si quería ir a jugar fút al sótano. Realmente no me gustaba el fút porque era -soy- increíblemente malo, pero con tal de ser aceptado por mis "amigos" del colegio, lo vi como una oportunidad de aprender a jugar un poco mejor y de poder anotarle goles a mi hermano, quien jugaba en el equipo de su colegio. 

Así fue como conocí al Isma. Por aquel fue que pasaba ansioso toda la semana que llegara el viernes, para poder ser YO y jugar a Caballeros del Zodiaco, Rojos contra Cremas o chingar en los elevadores del edificio y no tener que estar aguantando la estúpida competitividad de mis "amigos" ni las pendejadas de una maestra que apenas si podía escribir bien. 

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