sábado, 30 de abril de 2011

Solita insólita ciudad (I)

- mi amor, pero sí yo te amo, además llevamos esperando este momento desde hace 1 año. Te prometo que va a ser especial, por eso te digo que mi casa va a estar vacía todo el domingo
- Luis, en serio, no sé... es que no me siento preparada. ¿Y si tus papás nos encuentran?
- pero por eso te digo, nadie nos va a ver porque no va a haber nadie en la casa, hasta a Toby (la horrible mascota que su hermana llevaba junto a las toallas sanitarias y cosméticos) se lo van a llevar a pasear
- no, no estoy lista y revisando mi calendario esas fechas no son buenas para mi
- no seas así, ¿o qué, no me amás acaso?
- no Luis no es eso, sabés que yo daría la vida por ti, pero es una difícil decisión.... Ok gordo, te prometo que lo vamos a hacer, pero no en tu casa o la mía y hasta dentro de 2 semanas...
silencio incómodo/Luis excitado con haber recibido un "sí", sin pensar respondió
- ¿entonces dónde?
- Amm... no sé, eso decidilo tu, yo ya tomé la decisión más difícil

Aunque Luis vivía en la colonia contigua de su novia,  por las responsabilidades laborales de ambos, rara vez se miraban. Ocasionalmente por pura suerte sus familias se encontraban cazando ofertas en el mismo Hiper Paiz del área. Los tímidos y fríos besos de cachetes frente a rótulos amarillos con letras rojas anunciando algún precio especial eran parte del secreto de su relación "prohibida".
Ese día Luis se subió a su japonés verde oscuro con un stop quemado, su billetera llena y una mente repleta  de escenas que había visto en el porno gratis de Internet. Pasó al auto servicio de la farmacia y sin ver al cajero pidió 3 cajas de preservativos que creyó necesarias: las lubricadas, con astillas para mayor placer y las de sabor además de un extraño lubricante en gel que con discreción le recomendó el muchacho de la farmacia.
Muchas veces trataron de copular sin éxito por lo incómodo del asiento trasero del semi-deportivo. Sus pocos encuentros sexuales se limitaban a besos extremos y frotarse en ropa interior, algo que sin lugar a duda frustraba a Luis al no haber tenido relaciones sexuales a sus 21 años. No importaba ya, ese sería el día que todo cambiaría.

Pasó por su pareja, emocionados se saludaron con una largo beso y una mano desviada acariciaba cerca de la entrepierna de Luis por encima del pantalón. Arrancó el carro y se fueron a batallar con el intenso tráfico del Boulevard Liberación para llegar a la famosa copia del famoso motel cerca del puente de Tecún Umán, sólo que este ubicado detrás de la Montúfar. Luis recordó esas calles fugazmente por una visita a uno de los tantos puteros que había por ahí.

Entraron con los vidrios arriba, estacionaron e hicieron todo el proceso de pago. Entraron a una excéntrica habitación con un sofá de forma extraña. Paralelo al jacuzzi de paredes blanco hueso tirándole a amarillo había una cama bien tendida. La separación entre la cama y la pared era lo suficiente para que pasara una persona. El baño olía a recién trapeado con lavanda o algún producto similar.

Se sentaron en la orilla de la cama y empezaron a besarse. Luis pasó su mano detrás del cuello de su novia y con la otra acariciaba suavemente su cintura por debajo de la blusa. Las cosas fueron subiendo de tono y con poca fuerza logró acostar a su novia mientras le besaba el cuello y ella apretaba ligeramente su cabeza contra su cuello para que no se moviera de ese "spot" que tanto le estaba gustando. Hubo una pequeña pausa rápida para re-acomodarse bien en la cama, acostando la cabeza sobre las almohadas. Luis ahora abajo agarraba las nalgas de su pareja mientras ella con un rápido moviemiento se quitó la blusa

- sentate, quitate tu camisa

Luis se desconcentró quitando el bra, así que ella lo ayudó. El pantalón se hizo innecesario y la ropa interior de ambos daba señales de grandes calenturas. Las puertas del paraíso estaba abriéndose para una dolorosa primera vez. El resto es historia, o mejor dicho, historiecita.

Al salir del auto-hotel, ambos iban en silencio. Luis preguntó si quería ir por algo de comer porque al menos él, moría de hambre y justo cuando aceleraba para salir por la estrecha salida PAM un auto en contra vía choca de lado al japonés verde oscuro con un stop quemado.
Se baja enojado y oye una voz que dice
"¡¿Luis, m'ija?!..."

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