miércoles, 4 de enero de 2012

Lagartija amarilla

What does it mean
To dream what you dream
To believe what you've seen?

Why do we feel
To try to find real
Underneath a machine?
The Flaming Lips - The Sparrow Looks Up At The Machine


No soy, ni quiero ser, ni seré el pobre poeta metafórico de lentes gruesos y sombrero negro que recorre las calles del Centro Histórico con cierta melancolía mientras va pensando en colores, formas y criaturas mitológicas que asemejan la relación entre el Universo y su al rededor -y demás cosas que creen hermosas por ser complejas-

La poesía no es poesía si no tiene sentido para quien la lee. Si no tiene sentido deja de ser bella y hermosa de por si; entonces de ser poesía. Claro, algún poeta, semi-poeta o disque poeta de hablado lento y quedado que busca la inspiración desde una habitación maltrecha con cortinas amarillentas, en fotos blanco-y-negro, acompañado de un café y un cigarro me puede corregir cuantas veces quiera. Realmente no importa porque las opiniones son como las nalgas, cada quien tiene las suyas.

No, no pienso discutir ni entrar en materia sobre lo que es y no es poesía, en primer lugar porque tengo una vaga idea de lo que realmente significa esa palabra y en segundo lugar porque me parece que cualquiera resulta ser poeta desde que nuestros teléfonos tienen cámaras y acceso ilimitado a un mundo infinito llamado Internet.

Siempre he estado convencido que a través de sueños se viaja a mundos paralelos, aunque no tenga más prueba para ello que relatos los cuales parecieran sacados de algún libro escrito por los mismos ácidos lisérgicos. La forma en que se presentan y representan los colores, formas, personas y situaciones son tan normales en ese contexto que nunca dudamos de su existencia o de su significado dentro del sueño. Lo onírico puede ser poético, más bien, literario o fantástico

Recién regresé de un viaje a algún mundo paralelo donde experimenté la aparición repentina de una lagartija amarilla. Fue impactante verla en un ambiente cotidiano en una situación extraordinaria.
Según la todapoderosa red, la lagartija es una involución de la mente, mientras que el amarillo representa lujo y felicidad y eso, en este momento de mi vida, no podría estar más acertado.

La palabra felicidad igual que la palabra poesía, es algo muy fuerte, serio y difícil de describir, un tanto utópicas ambas palabras, así que sólo diré que en este momento de mi vida, estoy más contento que poeta recibiendo elogios por haber escrito una metáfora-onomatopéyica en 5 líneas, es decir, estoy muy contento, no tengo nada de que quejarme aunque sí de que preocuparme. Así es la cotidianidad.

Y es que al término de lo que sea que el futuro me quiera regalar,  no quiero ser el poeta de caminar triste, sino el andandor en nada queriendo ser hippie y cree ser yuppie mientras se emborracha, besa bajo la luz de un farol y se enamora de la relación que cada día le ofrece al alma.

No quiero ser el que recite poemas de cosas incomprensibles. Quiero ser el que cuente anécdotas de cómo sobrevivió a una balacera en las fabelas brasileñas o cómo descubrió que la nieve amarilla no se come. Quiero ser el que tome varias siestas los domingos porque no hay nada mejor que hacer o el que se enoje cuando pierde contra un niño de 8 años.

Quiero ser el que exprima los segundos de mi calendario mi antojo a mi manera, porque no sé cuando pueda estar viviendo la última gota del jugo de la vida.

[A la lagartija de mis sueños: No, aún puedo pensar. | Al color amarillo: Gracias]

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