domingo, 19 de diciembre de 2010

De proletario a burgués en 2 tragos y viceversa





Ah... Es que a diciembre se le ama ó se le odia.

Yo personalmente, detesto diciembre pero me encanta reunirme con amigos, sobre todo si el anfitrión es el patrocinador de buenas bebidas y excelentes hartadas.

En 4 días tuve la oportunidad de estar con personas de extrema izquierda y personas de extrema derecha, en situaciones diferentes y por su puesto, también me mantuve con los de la foto que no andan ni aquí ni allá.

Anti Estados Unidos; odia a McDonald's y Pollo Campero; las grandezas de Lenin, Marx, Cienfuegos y los triunfos de Chávez entre otros eran los temas que sonaban y rondaban en la mesa, perdón, en el banquito que se convirtió en la mesa. Acompañada de música tipo Supertramp, Radiohead, Café Tacuba y Blind Melon. Era algo fraternal, algo más de amigos en donde todos compartíamos y hablábamos con la única intención de compartir, aprender, exponer ideas y proponer posibles soluciones políticas enfocadas desde un punto socialista.

En la otra esquina teníamos ropas caras, carros de lujo, alcohol en cantidades industriales, música pre-fabricada y maquillaje que hacían ver hasta la más fea como alguien atractiva.
Las conversaciones rondaban en torno al dinero, a la cantidad de alcohol ingerida, en aventuras de armas de fuego, deshonor a los padres y anécdotas del puerto. Nada de lo que yo no haya conversado con alguien en algún momento, pero, todo resultaba por momentos increíblemente falso, con un olor de plástico fundido creando una abominación de juventud sin valores, con las únicas intenciones de ganar dinero a toda costa y mantener el Poder que siempre han tenido porque esa es la única forma correcta. Una enorme burbuja.

Luego, me veo yo, aspirando por mi costado derecho y soñando por el izquierdo. En comparación, entre esos 2 prefiero quedarme en la extrema izquierda, vivir en la pobreza y tener conciencia que vivir con todos los lujos que el dinero puede comprar, no tener valores y no poder gastar ni 100 quetzales sin sentir miedo.

No, no. Prefiero seguir siendo un burgués con bolsas de proletario, me ha funcionado hasta el momento.




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