domingo, 12 de diciembre de 2010

Depresión y convivios

Diciembre otra vez. El trago amargo que todos esperamos pero que nadie quiere tomar.

Para los niños, diciembre es como el elixir paradisíaco concentrado: vacaciones, tv todo el día, juegos, cursos de vacaciones, dulces, pizza, diversión y celebraciones; pero para algunos otros diciembre es tan detestable como levantarse los lunes a las 4 am para hacer trámites burocráticos...

Diciembre tiene la particularidad o peculiaridad de recordarnos a los que ya no están con nosotros... la ex-novia, el papá que se fue a EEUU a ganar mejor, la mamá que se divorció, el abuelo que murió a medio año, el tío asesinado, el primo que vive solo etc, pero y por si las cosas no fueran lo suficientemente difíciles tenemos que aceptar y soportar el hecho que gastar es un requisito en estas fechas. El frío sólo hace todo más difícil de lo que ya es.

Cuanto quisiera que hubiera anuncios en la radio que dijeran "ya sólo faltan 3 meses para la semana más deahuevo del año, Semana Santa" (que de santa no tiene nada). Lo bueno es que para diluir todo el dolor por los que no están con nosotros y el dolor de nuestra billetera, nacen los convivios. Los que llamamos 'chupes' todo el año, en diciembre se transforman convivios.

El del trabajo, el de los amigos del colegio, el de los amigos de la U, el del hermano, el de la banda. Como siempre es una buena excusa para tomar -lo cual no me quejo para nada- y tiene sentido, sabiendo que en una época tan deprimente necesitamos más motivantes para no volvernos locos-paranoicos-depresivos.

Por eso muchá, salucita y no queda más que hacerle huevos a esta época o por lo menos no hacerla triste para los niños pues sin ellos, todo esto fuera aún peor de lo que ya es.

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